Parte 2: Moon & Sea INC. (+18)

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En un parpadeo, se vio ingresando a una habitación decorada con muebles al estilo contemporáneo. El paisaje, al otro lado de la ventana, era una obra pintoresca que combinaba lo tradicional con lo moderno, por lo que permaneció un largo rato contemplándolo hasta que unas pisadas, que resonaban fuertes y lentas contra la fría baldosa, le advirtieron que no estaba solo.

Inmediatamente volteó a ver, pero al no encontrara nadie, abandonó el balcón y recorrió algunos rincones de la estancia, tratando de dar con cualquiera que fuera el intruso. Se detuvo cuando sus esfuerzos fueron infructuosos, pero ni bien desvió la vista hacia la ventana, sintió como una respiración pausada chocando contra su cuello al tiempo que se percataba que el día se había vuelto noche en un segundo.

Se giró bruscamente al escuchar el eco de una risita juguetona proveniente de algún punto de ese lugar, y aunque en un inicio le pareció ver una sombra que atravesaba fugazmente de un lado, tras enfocar mejor a la altura de una puerta, logró identificar una figura, la misma que resaltaba de una forma peculiar gracias a un camino de velas surgido de la nada y que llamó aún más su atención cuando dos luceros, que conocía muy bien, brillaron en medio de la relativa oscuridad.

—¿Mika?

La aludida, contoneando su cuerpo de reloj de arena, redujo la distancia que los separaba hasta quedar a escasos centímetros de él. Lucía tan clara y preciosa, vistiendo un atuendo elegante color azul eléctrico, pero había algo especial en su mirada, una chispa siniestra que se acentuó a medida que sus labios se curvaban en una seductora sonrisa.

—Qué gusto volver a verte, Levi —su nombre sonó como un poema erótico, uno dulce y a la vez embriagador—. ¿Me extrañaste?

—Sí... —respondió en un susurro.

—Ya veo. Entonces... —envolvió lentamente sus brazos alrededor de su cuello y se acercó a su oído, haciéndolo estremecer—,¿qué te parece si nos divertimos un rato?

—¿A qué te refieres con...?

No tuvo tiempo de completar la frase ya que, en un veloz movimiento, la azabache selló sus labios en un fogoso beso. Debido a la sorpresa ocasionada por el mismo, todo su cuerpo se tensó, pero no pasó mucho para que correspondiera y la abrazara de la cintura, dejándose llevar por la marejada de sensaciones nuevas que lo invadieron como fuego a través de sus venas.

Casi de forma instintiva, llevó una de sus manos a la cremallera de su enterizo, pero antes de que pudiera bajarla, la ojigris soltó un gruñido, rompiendo de inmediato el beso.

—No, no, no —negó levemente contra su boca, deteniéndolo—. Sé que estás ansioso, pero... —lo empujó delicadamente, haciendo que retrocediera hasta caer sentado en la cama que aguardaba detrás suyo y subiéndose a horcajadas sobre él—. Yo voy a estar al mando.

Su tono de voz, al igual que sus orbes oscurecidos y hambrientos, aceleraron su pulso y nuevamente se vieron inmersos en una sesión intensa de besos que lo dejó sin aliento. La azabache deslizó lentamente las manos sobre su torso y él, un poco más cauteloso, hizo lo propio, desde su espalda y bajando por sus caderas mientras se deleitaba con sus jadeos que solo aumentaban las ganas de despojarla de su ropa y recorrer cada poro de su piel, marcándolo como suyo.

Su cabeza daba vueltas, producto del deseo que martillaba con fuerza en todo su cuerpo y el cual aumentó súbitamente cuando, de forma acompasada, la ojigris comenzó a moverse, chocando su pelvis contra la suya y llevándolo al borde de la locura.

FRESH (RIVAMIKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora