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Mi padre me crió con amor.

A mi madre jamás la conocí.

Tuve hermanos que eligieron el camino menos honorables.

Amigos que me dieron la espalda.

Lo único que nunca he tenido es el amor. El amor que veo en los hombres lobo, en los cambiaformas, en las hadas, en los sabuesos infernales y en los híbridos que nadie conocía del todo. Los veo pasar a través de mi campamento, algunos heridos y otros con corazones rotos, hasta que repentinamente encuentran a sus mates, sus compañeros elegidos por el destino mismo. Siempre veo sus rostros cuando se dan cuenta de que su búsqueda ya ha terminado. Veo cómo se llenan de alegría, cómo derraman lágrimas de emoción y cómo caen en los brazos de sus mates con tanta confianza que parecen ser viejos amantes.

A veces me pregunto, a mitad de la noche, si mi destino es solo ver a los demás encontrar su pareja destinada mientras yo permanezco solo. Mi padre me ha criado en un ambiente rodeado de amor, pero no me ha permitido buscar ese amor. Nosotros somos los medidores, aquellos que observan pero se mantienen lejos por su propia seguridad. Aunque seamos buenos y les demos ayuda, los seres sobrenaturales nunca van a confiar en nosotros. Comerán nuestra comida antes de darnos la espalda e ignorar nuestra existencia.

No soy un amargado. Solo pienso mucho.

Todos serían como yo si tuvieran que ver lo que yo veo todos los días. Para mí, ver a los mates reunirse con todo el amor posible era como ver una película triste. Siempre me lastima. Porque sé que yo jamás tendré eso. Soy humano, así que para mí no hay mate.

El dolor es fuerte.

—¡Rory!— ese es mi padre, Alexander McCallister. 

Suspiro antes de tomar mi arco y flecha, acomodándolos sobre mi espalda para luego salir en dirección al jardín. Sé que allí me espera mi padre junto al Alfa Henry.

Todos estamos tensos porque es el momento de ir a reunirnos con el Alfa rogue. Usualmente nosotros no tendríamos que estar en la reunión, ya que somos cazadores, pero Henry insistió en que debíamos estar allí para garantizar su seguridad.

Henry es como mi padre, solo que no lo es. Él fue el primer sobrenatural en establecer lazos diplomáticos con mi padre, confiando en él cuándo nadie había confiado en el nuevo líder del clan McCallister. Cuando ellos dos se conocieron yo no había nacido. Henry tenía una bella esposa, la luna de su manada, que falleció dando a luz a un bebé que murió poco después ante la falta de su madre. Casi al mismo tiempo mi padre embarazó a una mujer que me dió a luz. Ella me abandonó en la puerta de mi padre y él me crió con tanto amor como había en su corazón. Henry y mi padre se aman, pero no lo admiten. Han estado juntos durante toda mi vida, solo que no juntos del modo que sé que desean.

Mi padre me entrenó como el mejor cazador y Henry me entrenó como al mejor de sus lobos a pesar de ser yo un humano. Soy el producto de ambos.

—Rory, vámonos. Ya es tarde.

Íbamos a reunirnos cerca de la medianoche porque esa era la tradición de los hombres lobo. Cuando la luna estaba en lo alto del cielo, ellos sentían sus fuerzas multiplicadas.

Nos dirigimos al Claro. Es en realidad un espacio que la manada se encarga de despejar para situaciones como éstas, pero le decimos el claro porque suena bien. Caminó detrás de mi padre y Alfa Henry. Ellos van adelante de mí, serios y discutiendo en voz baja a pesar de que todos sabemos por qué discuten. Mi padre siempre ha intentado protegerme del mundo en el que vivimos, contrario a Henry que siempre intentaba involucrarme en los asuntos de la manada como si yo fuera uno de los suyos. Siempre soy la causa de sus discusiones. Dos hombres tercos y obstinados criando a un niño con ideas totalmente distintas daba lugar a un ambiente tormentoso.

El Alfa Del Cazador. BxbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora