Tiempo De Amar (Kurumi y t/n)

capitulo

La luz de la tarde se filtraba por las cortinas de la residencia Tokisaki, pintando la sala con tonos dorados y cálidos. Sin embargo, la atmósfera dentro de la casa contrastaba con la serenidad del exterior.

T/n estaba de pie en el centro de la sala, cruzado de brazos y con una expresión tensa en el rostro. A su lado, Neko-san lo observaba con ojos curiosos.

—Y entonces... así es como mañana viajaré al espacio. —anunció T/n con una voz más relajada de lo que en realidad sentía.

El "gato" inclinó la cabeza con una mezcla de sorpresa y admiración.

—Guau, dueño… ¿no está nervioso?

T/n exhaló un suspiro.

—Te mentiría si dijera que no tengo miedo… En realidad, estoy muy asustado.

—No lo parece, dueño.

T/n sonrió con cierta nostalgia y miró por la ventana.

—Es que… tengo que ir a ver a una chica linda de cabello dorado.

Neko-san parpadeó un par de veces antes de entrecerrar los ojos con sospecha.

—¿Dueño infiel?

—Kts.

La voz cortante de Kurumi resonó en la habitación antes de que ella apareciera con su característica sonrisa misteriosa. Se apoyó contra el marco de la puerta con los brazos cruzados, observando a T/n con una mirada afilada.

T/n parpadeó, confundido.

—¿Infiel? ¿Por qué?

Neko-san se sentó con elegancia sobre el sofa.

—Eso no está bien.

T/n suspiró, alzando los hombros.

—Soy libre de estar con quien quiera. Y si tengo una cita, no importa.

Kurumi inclinó ligeramente la cabeza, su sonrisa se ensanchó, pero su tono se volvió más frío.

—No irás.

—Bueno… eso también dije yo, pero después de una larga negociación, me convencieron.

Kurumi dejó escapar una risa corta, aunque en sus ojos bailaba una amenaza.

—Seguro morirás si viajas al espacio. Eres demasiado tonto.

—Bueno, sí… pero por otro lado, también ganaré experiencia en combate.

Para enfatizar su punto, T/n desenvainó su espada y comenzó a girarla con movimientos hábiles.

Kurumi lo observó con una ceja arqueada.

—Vas a romper algo.

—Claro que no. Soy un experto.

Cinco minutos después…

T/n estaba arrodillado en una esquina de la sala, con un cartel en el pecho que decía en letras grandes: "No voy a jugar con la espada en la casa."

Neko-san miró el desastre con un suspiro felino, mientras el sillón de la sala yacía partido en dos, como si hubiera sido cortado con una precisión quirúrgica.

—Dueña, ¿cómo lo vamos a sacar? —preguntó, mirando las dos mitades del mueble.

Kurumi chasqueó la lengua y se acercó con tranquilidad. Con una mano tomó una parte del sillón y con la otra levantó la otra mitad como si fueran simples cojines.

—Lo sacaremos por la puerta.

T/n observó la escena en silencio antes de dejar escapar una risita nerviosa.