Observo el ultimo trayecto de la carretera antes de ver el cartel de Tiamat, anunciando nuestra llegada al viejo pueblo en donde nuestros descendientes vivieron por años.
Mi padre solía contarme la leyenda de la vieja reina, pero desde hace varios años que dejo de hacerlo.
Siento la mano de mi padre en mi pierna, haciendo que voltee hacia él en reacción y quitarme los audífonos. Me quedo observando sus ojos verdes que heredé de él, incitándolo a repetirme lo que me estaba diciendo desde un principio.
- Te estaba preguntando si tenías hambre, para hacer una parada en un restaurante – dice.
- No tengo hambre, estoy bien – murmuro y vuelvo mi vista hacia al frente.
El cielo esta gris, mostrando solamente las nubes y ningún resquicio de luz del sol. Desde que mi padre me anuncio que teníamos que irnos a vivir a este pueblo por cuestiones económicas, no me gustaba mucho la idea, porque siempre se la pasa nublado y lloviendo gran parte del año. No es que tenga algo en contra de la lluvia, pero prefiero que este soleado o mínimo que haga un poco de calor.
Paramos en un semáforo y veo a las personas caminar en la banqueta de la calle, la mayoría son personas mayores casi no veo a personas de mi edad.
- ¿Me trajiste a un pueblo en donde solamente viven gente de tu edad? – Mi padre voltea a verme, frunciendo el ceño.
- ¿Por qué dices eso?
- Porque la mayoría de gente que veo – señalo con la cabeza a unas señoras en unas sillas – son de tu edad o mayores.
- No, creo que los chavos de tu edad estarán en la parte norte del pueblo, cerca del cementerio.
- ¿Por qué hasta allá?
- Porque la mayoría prefiere hacer cosas ilegales sin que se den cuenta sus padres y, aparte, cerca del cementerio hay un minibar en donde los chavos mayores de edad pueden tomar.
- Al parecer sabes mucho.
- Viví la mayor parte de mi vida aquí, Edna – murmura.
Volvemos a retomar el camino y aunque todavía nos falte unos 15 minutos de trayecto hasta llegar a la otra punta del pueblo, podemos llegar a observar al castillo el que se convertirá en mi hogar los siguientes años. Mi padre es el único entusiasmado sobre esta nueva etapa de nuestras vidas, pero solamente porque sentía que se ahogaba en la vieja casa en donde vivíamos por los recuerdos de mi madre.
Después del fallecimiento de mi madre, mi padre tuvo que encargarse de pagar deudas, haciéndolo que se la pasara trabajando la mayoría del tiempo para poder solventar nuestras vidas.
Lo que nunca nos imaginamos fue que la empresa de mi padre se fuera a banca rota y eso nos empujara a tener que aceptar la herencia de mis abuelos y venirnos a vivir a este viejo pueblo, en donde la mayoría de su gente tiene una ideología más cerrada que nada.
- ¿Lo ves? – Pregunta mi padre, señalando con su dedo el viejo castillo en donde nos iremos a vivir.
Desde nos encontramos solo podemos observar las dos torres que contiene el castillo, ya que dos montañas lo llegan a esconder de forma estratégica. Lo que mi padre me había contado era que cuando nuestros antepasados llegaron a este viejo pueblo lo primero que buscaron fue en donde podían esconderse de posibles ataques, así que desde el primer rey de Tiamat ese castillo ha sido mantenido por varias generaciones.
Asiento con la cabeza y me vuelvo a poner los audífonos para poner mi música a todo volumen y perderme en mis propios pensamientos.
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Dragonzuela (+18)
Science FictionLos dragones son seres míticos que han sido vistos en diferentes culturas en todo el mundo. En Tiamat lo unico de lo que se habla es sobre las leyendas en donde proliferan los dragones y el apellido Knucker, cuando los ciudadanos los adoraban. Edna...