Decisiones y enfrentamientos (primera parte)

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Los párpados le pesaban, la garganta le ardía, sentía la lengua seca y su cuerpo como si hubiese sido aplastado por un camión. No recordaba bien que había pasado, tenía imágenes fugaces de él en medio de una pelea en el bar donde estaba, y luego en medio de una sala de urgencias rodeado de médicos y enfermeras.
No sabía bien que había ocurrido ni cuánto tiempo había estado inconsciente, solo sabía que me dolía todo y que, para su desgracia, aún seguía vivo.

Lentamente fue abriendo los ojos y se descubrió en una sala de hospital, miro a su alrededor, y vio la ventana abierta que dejaba entrar el aire y la luz del sol, que al ser media mañana estaba ya bastante alto. Giro con algo de dificultad por el dolor de su cuello, la cabeza al otro lado y en el sillón que estaba junto a su cama, tranquilamente leyendo un libro estaba Catalina Ángel. Suspiro dándose cuenta que la presencia de Betty que le pareció sentir en su estado de inconsciencia solo fue una jugarreta más de su atormentado corazón, y no pudo evitar el nudo que se formó en su garganta y que lo hizo carraspear fuertemente al recordarle el ardor y la sequedad que sentía en esa parte de su cuerpo llamándo así la atención de su acompañante, que al verlo despierto, se le acercó con una tranquilizadora sonrisa en su rostro.

Cata: buenos días Armando, como te sientes?

A: (con voz ronca) como si hubiese saltado de un décimo piso luego de atravesar el desierto. (Carraspeó)

Cata: tienes sed? (Armando asintió) ya te doy agua (le acercó un vaso y le ayudo a beber) mejor?

A: si, gracias. Que haces tú acá Cata? Donde estamos?

Cata: estamos en la clínica dónde te trajeron anoche después de que te peleaste en el bar, y yo estoy acá porque cuando ingresaste no tenías contigo tú billetera ni tu identificación, y como mi número fue el último que marcaste desde tu celular, y además tenías varias llamadas perdidas mías pues, me llamaron y me pidieron venir. (Le tomo la mano) quieres decirme que te paso?

A: paso que me estrelle contra el mundo Cata, llegué al fondo del abismo y no podía más con todo lo que sentía. Estaba solo y desesperado, y solo quería que todo acabe, pero no podía irme sin recibir mi castigo y.... Sin que alguien sepa lo que en realidad siento por Betty.

Cata: sabes, me sorprendió mucho tu confesión, de todas las mujeres que te rodean, acabaste enamorado de la menos pensada.

A: lo sé y no sabes lo mucho que me costó asumirlo, me lo negué tanto tiempo Cata que cuando al fin pude aceptarlo y estaba dispuesto a vivirlo, ella se me fue y piensa lo peor de mí (gruesas lágrimas corrían por sus mejillas mientras hablaba) y sabes, no la culpo, y hasta la comprendo, pero no por eso deja de ser menos doloroso para mí.
Sin tan solo pudiese demostrarle que no le miento, si tan solo ella me escuchara y confiara en mí, pero eso es imposible.

Cata: no pienses eso Armando, de hecho yo creo que tú situación con ella puede cambiar más pronto de lo que tú crees.

A: de que hablas Cata? Que es lo que tú sabes?

Cata le regaló una sonrisa cómplice y antes de que le pueda responder, entro el doctor a evaluarlo para ver si era posible darle el alta o no. Así que Armando por el momento, tuvo que resignarse a quedarse con la duda, al ver cómo Catalina salía del cuarto para que el pueda ser controlado en privado por el medico.

........💖

Mientras Armando era evaluado y dado de alta, en otra parte de la ciudad, específicamente en la zona industrial y en sala de juntas de Ecomoda, se llevaba a cabo una tensa reunión, donde se intentaba definir la mejor forma de actuar para que la empresa pueda salir a flote.
Betty había llegado hace unos pocos minutos, y una vez llegados sus abogados y el doctor Santa María, se reunieron junto a los Mendoza, Mario Calderón y los Valencia en la sala de juntas.

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