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Jungeun no supo a dónde se fué Jinsol luego de eso.
Sólo sabía que no había aparecido en toda la noche, que volvió en la mañana, buscó las cosas de la universidad y se fué, ignorando sus súplicas para hablar.
Fue cuando Jungeun se rindió.
Se había dejado llevar demasiado por los instintos de su loba, y los instintos no funcionaban para las personas, y menos para alguien tan poco loba como Jinsol.
Mandó a la mierda a su loba interior, quién quería que la peliazul le diera atención, y también mandó a la mierda a Jinsol.
Acomodó las sábanas sobre la cama al rededor de ella, dejando una para cubrirse hasta tapar su cabeza, para sentirse más protegida, y sólo se quedó allí abrazando la almohada.
—Wow, llegas temprano— dijo HyunJin al ver a la peliazul entrar al supermercado, no había terminado de subir la reja de la entrada y Jinsol sólo había entrado agachándose, sin disminuir su paso apresurado.
La pelinegra frunció un poco el ceño al no escuchar respuesta por parte de Jinsol.
—¿Te pasa algo?— dijo, entrando a la sala de los empleados para ver a Jinsol haciendo café en la cafetera con expresión seria pero con un dejo de enojo.
La chica se encogió de hombros, sin siquiera mirarla.
HyunJin notó las ojeras oscuras bajo los ojos de Jinsol.
—Mira, no te he hecho nada para que estés enojada conmigo, así que te me calmas— el tono de HyunJin sonaba hartado, apenas había empezado el día y ella no estaba para soportar a una universitaria actuando como una niña ofendida.
—Justamente, HyunJin, no me has hecho nada— dijo, luego de unos segundos de mirarla con frialdad—. Y por eso no te importa cómo mierda esté, ya que no es tu culpa.
HyunJin se mordió el labio con fuerza, en un acto insignificante para calmar su enojo.
—Estás peor que una niña en su primer celo, Jeong— dijo, alzando una ceja—, tu puta madre...
Y salió del lugar, más enojada de lo que había entrado.
Jinsol no dijo nada el resto de la mañana, haciendo su trabajo en silencio y con la misma expresión seria, casi molesta, que cargó toda la mañana.
HyunJin no se molestó en hablarle, la chica también estaba ofendida por la actitud de mierda de Jinsol hacia ella, no le había hecho nada para ser tratada así.
Pasó su turno y Jinsol dejó su delantal y tomó sus cosas, sin decir nada ni despedirse, caminó hasta la universidad a paso apresurado, seguía molesta, por lo que llegó un poco más temprano a su destino.
Vió a la rubia bajar de una motocicleta, hablando por teléfono con una sonrisa, la que se borró rápidamente al ver la expresión seria con la que Jinsol la miraba.
