Capítulo 3

189 29 18
                                    

Me muevo un tanto incómoda en el sofá y Adrián lo único que hace es sonreír.

Menuda sonrisa tiene el bastardo.

-Nena, ¿y tus modales?

Esa fue mamá.

-Están de vacaciones. -respondo dándole una mirada inocente.

Papá se ríe y niega, y es inevitable no reírme con él.

-Ve a cambiarte.

¿Cómo dices que dijiste?

-¿Qué? Que yo sepa no tenemos invitación para esta noche.

-La familia no pero tú sí... -sonríe, la señora que es mi madre sonríe-. Adrián nos a pedido permiso para cortejarte y hemos dicho que sí.

¿Hemos? ¿Es que acaso estamos en la época pasada? La palabra "cortejar" ya no se usa en el sigo XXI señora.

Anda, dícelo.

Heeee, aún quiero seguir viviendo.

-Papá...

-Así es, cariño. Adrián nos a dejado muy en claro sus intenciones contigo. Además, es un buen muchacho, lo conocemos desde hace años y sabemos que tú has estado enamorada de él desde que tenías...

¡ALERTA ROJA!

Me levanto del sofá y levanto una mano.

-Espera, eso de estar enamorada fue hace años.

Ahí vas de mensa.

Si soy.

-¿Estabas enamorada de mí? -la voz de Adrián hace que lo voltee a ver.

-Nah, ya hubieses querido.

-A pinocho le creció la nariz por mentiroso.

-Y a mi me crece el tras...

-¡Hija!

-¡¿Qué?! -bruta, es que no lo eres más por falta de estatura-. Perdón ma, no fue mi intención gritarte.

-Anda, sube y cámbiate.

Resignada le doy una última mirada a Adrián y subo las escaleras.

Cuento los pasos para ganar tiempo y ojalá las escaleras fueran eternas.

Abro la puerta del dormitorio solo para encontrar a mi hermana con un vestido sobre la cama.

Oh no.

Acepto todo menos esto.

-No, ni loca me lo pondré.

-¿Por qué? Lo tienes desde hace un buen en tu armario y es hora de que lo uses.

-Y lo haré ¡pero no con Adrián! Me pondré un pantalón y una playera.

-¡Pero es una cita!

-¡Pues yo no sé la pedí!

-¡Pero accediste!

-¡Me obligaron! ¡Yo no iba a aceptar!

-No te obligamos, en ningún momento dijiste que no y si lo hubieras dicho, abríamos respetado tu decisión.

Ambas saltamos en nuestros lugares, por culpa de nuestos gritos/susurros no nos habíamos dado cuenta de que mamá estaba parada en la puerta con una mano en la cintura.

-¿Cuánto tiempo llevas ahí, mamá? ¿No sabes que es de muy mala educación escuchar conversaciones privadas? -le digo mientras niego con el dedo índice.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 26, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

7 días para enamorarte ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora