PARTE IV

27 4 10
                                    

Esa noche fue un regalo de la vida misma. JiYong pudo dormir plácidamente y sin miedo. Logró lo que en aquel inmundo lugar le parecía un sueño inalcanzable: descansar. Soñó con un alto edificio azul con un pararrayos amarillo. Él caminaba por las calles vestido con un traje rosa que le quedaba grande y con una expresión de asombro. Paseaba por la ciudad repleta de colores brillantes que acaparaban su atención. Habían tiendas de ropa, restaurantes de comidas extrajeras, ardllas corriendo sobre el suave pasto de los parques, calles ardornadas con arboles vigorosos. Pero había algo raro. No había nadie más ahí. Solo él.

Justo en el momento en el que intentó mirar la hora en un reloj gigante de una estación de servicio, su sueño empezó a retorserce. Los edificios parecían oxidarse y llenarse de humedad. Las ardillas caían de los árboles, muertas. Putridas. Un furte olor a humo lo hizo girarse, y ahí estaba. Una ola de llamas ardientes y furiosas comenzaba a devorar la cuidad. Él olor se intensificó y él tosió, ahogandose. 

Un profundo terror, un miedo incontrolable lo invadió. Se sentía desfallecer ante el rojo intenso de esas llamaradas gigantes. Tosió de nuevo. Y entonces corrió. Corrió atemorizado. Corrió por su vida. Pero incluso entonces parecía todo empeorar más, porque las piernas no le respondían, y ese impetuoso color rojo no hacía más que acercarse a él. Grande, imponente, abrumador. Y despertó.

Estaba suadando sobre la almohada mientras un ligero rayo de sol le alumbraba la cara y una nube de humo le rodeaba desde el techo.

Asustado se levantó de un salto y entró en alerta, buscando a su alrededor dirigió su vista al baño y corrió hacia él para tomar una toalla y mojarla. Lavó su rostro con agua y procedió a cubrirse la nariz y la boca con la tela mojada,  mirando su reflejo en el espejo que se cernía sobre el lavabo se animó a salir del lugar lo antes posible. Observó de soslayo su piel y su delgadez. Se veía enfermo y cansado. Suspiró tembloro.

- Qué más da... - se dijo. 

Salió apresurado abriendo la puerta de su habitación de un portaso esperando encontrar una ola de fuego, una conocida. Pero solo se topó con mucho más humo. Los ojos se le humedecieron y por un momento le lloraron. Debía bajar con urgencia. El picor en los ojos apareció tan rápido como aquella fuerte tos que se escuchó desde el piso de abajo.

Inició su viaje por las escaleras, entrecerrando los parpados y sosteniendo con una mano la tela húmeda en su rostro y manteniendo la otra mano en la baranda para guiarse y no caer inesperadamente. Se tranquilizó ligeramente al notar que, según avanzaba, no aumentaba la temperatura, sino solo el humo. Asumió que no era la casa la que estaba incendiándose, sino algo más pequeño. Aun así, sabía que el humo podría matarlo en minutos si lo respiraba.

Llegó hasta el primer piso y se encogió de cuerpo. Empezaba a toser estrepitosamente a medida que la bruma de humo se cernía sobre él. Asustado aun usó la mano sobrante para intentar apartar el humo de su rostro, sacudiéndola de un lado para el otro. Siguió caminando casi a ciegas, tosiendo y con los ojos llorosos.

Y entonces lo vio. O mejor dicho lo escuchó.

Un hombre alto, sofocándose. Sacudía un mantelillo de tela sobre una sartén en la cocina. El mantelillo golpeando la sartén y la sartén, sumida en llamas, consumiendo el mantelillo de a poco, tirando más humo. Y tras una gran bocanada de humo le seguía una fuerte tos, seguida de una arcada sonora del hombre alto.

- ¡Señor Choi! - gritó atragantándose - ¡Señor Choi! - replicó con más fuerza.

Maldijo para sus adentros y se acercó al hombre a grandes zancadas. Lo empujó hacia un lado y se quitó velozmente la toalla de cara, que seguía húmeda. Haciendo la cara a un lado por la niebla gris que brotaba incesante, y a duras penas pudiendo abrir los ojos por la picazón, tapó la sartén con la toalla, ahogando las llamas y reduciendo considerablemente la bruma gris. Volvió a empujar al hombre para correr hacia las ventanas y proceder a abrirlas de par en par. Volvió sobre sus pasos para tomar del brazo al señor Choi y llevarlo hacia la puerta.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 07, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Esclavo Tuyo [GTOP] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora