Parte II

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No sabía ni siquiera quién era pero ahora mismo eso no importaba, quería salir de ese lugar lo más rápido posible. Ya no lo soportaría más, y en cuestión de segundos decidió que cualquier cosa era mejor que estar en ese sitio. Aquel hombre le extendió la mano cordialmente y él, aún desconfiado la tomó con miedo. La palma del hombre se sentía extrañamente cálida, y aunque su aura desprendía confianza, él no se dejó llevar.

"Si algo he aprendido en este mundo, es que no en cualquiera se puede confiar... ni siquiera en tu propia madre."

Sostuvo las ganas de vomitar al ser levantado, hace días que no comía nada más que unas rodajas de pan. El hombre lo notó y lo atrajo hacia sí, sosteniéndolo firmemente. No podía acabar de creérselo incluso cuando ya se encontraba fuera, lejos. Cerró los ojos con fuerza al percibir luz natural, radiante e intensa. ¿Cuántas semanas hacía desde que no veía la luz del Sol? ¿Cuatro? Le dolía la cabeza. El ruido de los automóviles, la gente moviéndose rápidamente, los olores que percibía de golpe, todo junto, estaban mareandolo. Tosió débilmente. Lo siguiente que sintió fue algo tibio y suave cubriendo su espalda y hombros; un saco de vestir.

El hombre se lo había puesto.

No tardó mucho en sentirse sumamente avergonzado al entrar en cuenta de los harapos que vestía.

Mirando al suelo caminó codo a codo con ese sujeto, lo siguió ciegamente, sumido en su propio mundo pensando en cómo escapar y qué hacer. Tanta fue su distracción que no notó la enorme tienda en la que se adentraban.

ㅡ ¿En qué puedo ayudarles, caballeros? ㅡ Fue sino al escuchar esa voz femenina que despertó de su ensueño.

ㅡ Ah, si. Eh... ¿algo como para él? ㅡ Habló el sujeto. Su voz sonaba extrañamente raspada, amable.

¿Se estaba refiriendo a sí mismo? Porque de no ser así, sería extraño.  Miró al tipo. Y no, totalmente contrario a lo que parecía, el hombre lo estaba apuntando a él.

"¿Yo? ¿Qué?"

ㅡOh, creo que tenemos algo.

Sintió pánico.

Yo... n-no traigo dinero... ㅡ Susurró. Se sonrojó y su pulso se aceleró.

Rogó que no sea uno de esos hombres que se enojasen con facilidad o que lo quisiera avergonzar en público. Su vida era un caos y solo quería que mejorase un poco. Iba a llorar. Los pulmones se le cerraron y la nariz le picó. Estaba realmente cansado.

Oh, no. Descuida, es de mi parte. Hay muchas cosas que debes saber.

Oyó con atención y analizó sus palabras una y otra vez. Aún había más. No debía dejarse llevar por la gracia del hombre que lo rescató, aunque poco a poco y sin darse cuenta, bajaba la guardia. Debió sentir miedo, todo era demasiado calmado para ser cierto. Parecía un escape de cuentos de hadas. Nadie los siguió y ahora un extraño le compraba ropa.

Algo andaba mal. Lo presentía.

ㅡ Acompañenme, por favor, tenemos un par de conjuntos.

Los guió hacia los vestidores mientras pedía a otras empleadas camisetas, sudaderas y pantalones de varias tallas, que rápidamente acataron sus pedidos. Habló con el sujeto y este eligió varias prendas con su ayuda. Y al final ahí estaba; JiYong dentro del cubículo probándose ropa.

Estaba tan confundido. ¿Ese hombre lo había quitado de Red Dragon para comprarle ropa? No podía ser cierto, o al menos no tan sencillo. ¿Qué harían con él luego? ¿Lo prostituirian o venderían sus órganos? Se cuestionó si haber seguido a ese desconocido tan ciegamente fue una buena decisión.

Esclavo Tuyo [GTOP] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora