Todos en alguna ocasión hemos soñado que caemos, pero al abrir los ojos sentimos alivio. ¿Ahora qué pasaría si al despertar siguieras cayendo? ¿Acaso te aferras a la vida o te dejas hundir por el frío del abismo?
- J.H•••
Me levantó tan de golpe que siento un mareo apoderarse de mi cuerpo, sujeto mi frente con las yemas de los dedos, como si eso fuera un remedio casi mágico. Las imágenes en mi mente fluyen, una tras otras igual a una diapositiva. Lentamente estoy recuperando las fuerzas que perdí.
Lo primero que se me ocurre es pedir ayuda, pero las palabras no me salen de la boca, al parecer se me quedan atascada en la garganta. No entiendo que sucede. Es como una mal sueño mejor dicho pesadilla, esas en las que estás conciente de lo que sucede, observas, sientes e incluso puedes moverte, lo único que no logras es hablar.
De esa forma me estoy sintiendo, en una jodida pesadilla.
No me dí cuenta cuando comencé a sudar tanto, las gotas de sudor hacen eco al caer en el piso de cerámica, puedo notar mis manos húmedas y como algunos mechones de cabello se pegan a mi frente.
De repente, un olor que no había percibido antes, llega a mis fosas nasales.
No es sudor.
Me doy cuenta hasta ahora.
Tengo las manos completamente llenas de sangre. El pánico ataca mi cuerpo dejándome paralizada. El labio inferior me tiembla, sé que en cualquier momento las ganas de vomitar llegarán.
El cuerpo inmóvil frente mí, está rodeado de un charco oscuro.
—Es tu culpa— replican en mi oído.
Ahogó un chillido.
—No, no lo fue— digo, negando con la cabeza.
Escucho su siniestra risa.
Me cubro con fuerza las orejas, intentando alejar las carcajadas que cada vez son más intensas.
No fue mi culpa.
Repito consecutivamente. El llanto no tarda en llegar, siento como pesadas lágrimas se deslizan con fuerza. Y el dolor en mi garganta aumenta quemando cada pequeña parte de ella. El miedo me invade, no quiero vivir ese momento de nuevo.
otra vez no.Mi instinto de supervivencia hace todo lo posible para que no flaquee. Por eso trato de tranquilizarme como lo he estado haciendo durante un tiempo para acá. De la forma que mi terapeuta me enseño.
Uno, dos, tres.
Cuento en mi mente, sin abrir los ojos.
Cuatro, cinco, seis.
Notó como la respiración retoma su curso normal.
Siete, ocho y nueve.
Ya no escucho las carcajadas.
Respiro profundamente.
—Diez— digo en voz alta.
Abro los ojos lentamente.
Estoy en el baño. Fue solo un sueño.
Lágrimas comienza a brotar nuevamente de mí. Está vez, con más suavidad pero el dolor que se puede sentir en ellas es tan grande.
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Sumido en la oscuridad.
De Todo¿Que pasaría si el miedo inunda tu vida y la única salida sea la del más allá? Maddison Kleint, es una joven Alemana universitaria de medicina en Londres, a simple vista parece una chica normal con una sonrisa llena de alegría, pero en lo más recond...