Decidimos en conjunto dejar de hablar, es de esas veces dónde ninguna parte va a ceder y hacemos de cuenta que la otra persona no existe pero sabemos exactamente en qué lugar está y que está con vida.
Sabemos que sigue respirando, viviendo, tal vez riendo, tal vez esta bien. Sabemos que no siente culpa ni responsabilidad por nada de lo sucedido. Entonces la vida continúa y piensas, tal vez hablaremos cuando tenga hijos y le diga que es abuelo y el se emocioné tanto que todo el resto quede en el pasado. Pero esa es una mentira, una fantasía muy bonita pero algo que no va a ser real. Sabemos que tal vez ni conteste ni le importe lo suficiente. Sabemos que va a seguir alimentando su pensamiento y el amor no existe en el, ni en sus acciones. Podemos pensar en aquellos momentos mejores dónde era una buen padre pero todo se oscurece porque fue muy poco tiempo así y la vida siguió el curso de su alma tan descarada y cruel impregnó todo a su paso, rompiendo todo, lastimando, humillando, llenando de culpa y dolor. No sabemos cómo avanzar de dónde estamos, no sabemos que depara el futuro.
No sabemos que hacer para sentirnos conformes con una decisión que no fue tomada por amor, si no por asco y dolor. Entonces pasan días y no sentimos nada, la vida parece surgir entre tanta agua podrida pero es también una fantasía porque nuestro pensamiento no cambia, siempre esperamos que el amor que debería haber nazca de la nada y así vivimos todos los días a partir de ahora, nuestro vida se reduce a un ciclo donde nacemos, morimos y renacemos entre el agua podrida y el aire de esperanza de una nueva fantasía.
