Capitulo 3: Caer

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Narra Franco 

Cuando vienes del mismo sitio que yo te acostumbras al dolor, llega a ser tan habitual que alcanzas el punto en el que sois un solo ser, ya no sabes cómo es tu vida sin caer.
Llevo 5 años de buena vida, Azul, mi primer amor es mi esposa y sueña con hacerme padre, mi sueño siempre fue bailar y ahora me dedico a enseñar a bailar a los demás, tengo un hermano increíble, en resumen, mi vida estaba llena de blancos, pero me conocía lo suficiente para saber que el gris solo estaba esperando, para atacar cuando estuviera descuidado, lo que no sabía es que yo no planeaba bajar la guardia.

Lo que más le afecta a los tipos como yo es ver sufrir a tus seres queridos, te acostumbras a vivir con el dolor, pero este alcanza un límite inaguantable cuando lo que ves es el dolor en otra persona, una persona que quieres.

Cuando vi a Azul llorar sentí que todo mi mundo colisionaba y quebraba, algo dentro del pecho me gritaba que aquello iba a pasar tarde o temprano y que era mi culpa, no haber estado preparando, corrí hacia ella, necesitaba lograr que dejara de llorar, sus palabras estallaron dentro de mi interior, ese Franco, puede que no te haga padre, explotó dentro de mí.
Como esas bombas que esconden tan y tan bien que solo te das cuenta del estallido cuando estás muriendo junto a él.

Pero lo bueno que tenemos los tipos como yo es que aprendemos a disimular desde pequeños, demostrar que una herida te duele es indicar al rival donde debe golpear para ganarte fácilmente. Así que en ese momento aplique toda la experiencia que tenía para hacerle ver a Azul que no tenía prisa y que había otras alternativas, se lo dije porque sabía que era lo que necesitaba, pero en el preciso instante que pronuncie las otras alternativas no pude sentir nostalgia de ese ser que imaginé mil veces y posiblemente no llegara jamás.

Yo crecí en un hogar desestructurado, mi padre un delincuente y mi madre una mujer sin alma que abandonó a sus hijos por plata, cualquier persona en mi lugar se pensaría dos veces lo de la paternidad, pero yo quería ser padre para demostrarme a mi mismo que Inti me cambio de verdad, necesitaba estar seguro de que valía para ello, además no existe nada más lindo que cuidar de la mujer que amas cuando espera un fruto deseado.

Bese a Azul con el mismo deseo del primer beso y le hice el amor como aquella vez que sus sentimientos hacia mí fueron más fuertes que sus complejos, el sexo era una práctica que hacíamos muy a menudo, incluso antes de decidir ser padres, y, sin embargo, cada vez era un viaje hasta ese primer instante de intimidad.

Me costó dejarla marchar después de aquel instante, algo en el pecho me gritaba, retenla, abrázala y no dejes que se vaya nunca más, no hice caso al grito, ella tenía que irse y yo no sé lo podía impedir, por algún motivo extraño el miedo a perderla volvió en ese instante.

Qué doloroso era vivir con esa alarma constante, a la que podías bajarle el volumen, pero en ningún caso apagar.

Necesitaba salir de la casa, hacer otras cosas que bajaran el volumen del pitido, así que aproveche mi trabajo como vía de escape, el baile siempre fue mi motor y dedicarme a eso era una de las mejores cosas que me habían pasado jamás, quizá era la cantidad excesiva de felicidad la que había provocado el estado de alerta, cuando te acostumbras a perder, parece que nunca vas a ganar.

Mi teléfono sonó y lo dejé sonar porque lo que necesitaba era bailar, soltar en cada paso todo el miedo, pero era insistente y al quinto llamado tuve que atender. Era mi hermano, no lo podía creer 

- Matías me asustaste 
- no soy Matías, Franco
- no estoy para bromas hermanito, me preocupaste y ahora quieres hacerme una joda, madura 
- es en serio, yo no soy tu hermano
-¿Quién eres entonces?
-¿Ya me olvidaste? Me acabas de romper el corazón en dos 
-¿Inti sos vos? ¿Qué le pasó a mi hermano?
- tranquilo, Matías está bien
- la última vez que tomaste su cuerpo estaba al borde de la muerte 
- Franco, cálmate, alterado, no logras nada, necesito explicarte las cosas, ven al arca
- no chabón, yo te hice caso muchas veces, si de verdad sos Inti, ven a mi academia, quiero que veas lo que logré gracias a vos
- no puedo Franco, hay reglas 
- no me gastes con eso, eres un ser de luz, si aceptas las reglas es por gusto
- Franco, no me lo pongas difícil, ven al hotel, no es tan difícil
- cómo seas Matías vas a recibir la mayor trompada de tu vida y si sos Inti igual por exigirme

Salí de la academia y empecé a caminar hacia el lugar donde tantos recuerdos tenía encapsulados, no sabía si era buena idea sacar la tapa al frasco donde todos esos recuerdos estaban amontonados, pero Inti era un buen amigo y por un buen amigo se hace todo.
Cuando entre solo pude fijarme en la imagen que se quedaría para siempre en mi retina, había subido tan, pero tan alto que la caída había sido rápida y sin red, Azul y Manuel estaban juntos en el sofá, el medio desnudo y ambos dormidos.
Había sido un iluso por pensar que la princesa pop se iba a quedar para siempre con el mendigo, era obvio que en cualquier momento iba a buscar un príncipe.
No sabía que me provocaba más dolor, si la traición o no haber sospechado nada, quizá el motivo por el que Azul cree que no podrá darme hijos es simplemente porque no me ama, el pitido sonó con toda su intensidad, tan fuerte que podía hacer estallar cualquier cosa y solo se silenció en el instante en el que un dardo me atravesó el pecho.

Aliados nueva eraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora