II

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Contrólate
Trato de tranquilizarme a mi misma.
Mi mano tiembla al sostener la cafetera que le sirve café negro americano. Aquel café que compramos con mamá y Josh hace unos cuantos meses.

-¿Donde estuviste anoche?- Trago en seco al escuchar sus palabras.

-Con Pamela, pase la noche en su casa.

-¿Te di autorización para salir?

-No...pero mamá una vez dijo que..

-¡Tu madre no esta aquí!- me interrumpe dando un golpe en la mesa que retumba con fuerza en toda la habitación. Dejo la cafetera en la mesa y por instinto doy un paso hacia atrás sacando un pequeño sollozo.- Que sea la ultima vez que sales de casa sin mi permiso. Puedes irte, o llegaras tarde.

-Esta bien...

Salgo de la cocina, solo para dirigirme al salón principal, tomar mi mochila e irme de ahi lo mas rápido que pueda.

 Dejo mi casa, camino unas cuantas cuadras y en la esquina de una de estas veo a aquel chico alto que usualmente veo en las mañanas. Siempre tiene un aspecto cansado, tal vez tan cansado como yo, o con resaca, como mi padre suele verse en las mañanas. A diferencia de el, Flynn siempre tiene una buena actitud a pesar de haber bebido anoche, o algo asi.

-Buenos días, hermosa- Hago caso omiso a su saludo y me limito a entregarle la bolsita con  píldoras, el las toma al mismo tiempo que me da una buena cantidad de billetes.

-Ey, Flynn- Lo llamo cuando el ya estaba listo para irse- Necesito verte mas temprano.

-¿Por que?.

-Solo necesito que me hagas ese favor, Flynn.

El solo asiente, regalándome una sonrisa antes de darse la vuelta e irse con las manos metidas en sus jeans.
Realmente me gustaría conversar con el, no lo demasiado como para tener una relación amistosa o alguna mierda asi. Solo me pregunto, ¿Por que las usas?.
Me gusta creer que la gente siempre tiene una razón interesante del porque se drogan, digo, yo lo haría por toda la mierda que paso, aunque estoy segura de que otras personas la pasaran peor, ¿no?. Aunque no podría preguntarle a Flynn jamás eso, que vergüenza, y no seria profesional, a pesar de no ser parte de una red de narcotráfico importante o algo asi, simplemente le consigo pastillas.

°°°

-Buenos días, Amely

-Buenos días, Pam- Pamela acelera sus pasos para poder caminar a mi lado.

-Oye, ¿Dormiste bien?- Su pregunta me toma desprevenida.

-¿Por que lo dices?

-Te ves muy cansada, Ely. No te esfuerces demasiado, descansa.

-ah...claro, no te preocupes. He estado estudiando de más, Josh solía ayudarme pero ahora. debo hacerlo yo sola.- Hablar de Josh usualmente  hace que se guarde sus preguntas para ella misma.

-Claro, perdón por preguntar.

-Esta bien, no tienes porque preocuparte. Te veré luego.

Nuestros caminos se separan para entrar a clases, antes de esto, me dirijo a mi casillero por unos cantos libros.

-Lo único relevante que ella tenia era su hermano- Escucho decir a una chica a mis espaldas

-sshh cállate, te va a escuchar.- Le dice la otra girando su cabeza ''discretamente''
Me limito a azotar la pequeña puerta de mi casillero y continuo mi camino.

Estoy mas que acostumbrada a ese tipo de comentarios, luego de un tiempo, ya no afectan tanto como al principio.

°°°

Terminan las primeras cuatro clases para salir a receso/recreo/descanso.
Usualmente veo a Pamela en las gradas del campo.

Normalmente trato de iniciar una conversación con ella, aunque no es muy sencillo. Ella siente la necesidad de ser mi amiga, cree que tiene la obligación de estar conmigo, pero, en realidad lo único que tenemos...teníamos en común era Josh.

-Darán un concierto este sábado.

-¿Perdón?

-Rainbowcast, darán un concierto, ¿vamos?

-Oh, claro, veré que puedo hacer.

No suelo prestarle demasiada atención si la conversación no es interesante, y se escucha cruel pero Pamela normalmente habla de ella y...ella.


°°°°

Regreso a casa después de un día agotador, un día como cualquier otro. Solo que esta vez siento una necesidad de estar encerrada en mi habitación toda la vida. Supongo que será normal en cualquier adolescente, pero conozco mi cuerpo, y, se que esta sensación no es...del todo normal.
Lanzo la mochila hacia la esquina de mi habitación y me tumbo en mi cama boca arriba. 
Y de repente estoy soñando.

Sueño que estoy en un campo. El clima es cálido, con una briza leve que hace que mi cabello se mueva al ritmo de este, con ondulaciones suaves y elegantes. Por alguna razón en este lugar no tengo cicatrices, ni pecas, incluso mi cabello no tiene las puntas teñidas de morado como lo tendría si no fuera un sueño. ¿Seguirá siendo un sueño?, ¿Así se sentirá estar muerta?, ¿Josh y mamá habrán sentido esto?. Ahora que lo pienso, ya no me siento agotada, ya no duele. Desapareció esa sensación en el pecho que hace que pensar en Josh, mamá y la muerte me carcoma hasta el punto de hacerme sentir culpable e impotente todo el tiempo.

 No siento nada mas que paz.

Crisantemos blancos llenan el campo, meciéndose con el viento, el sol deslumbra suficiente como para hacerlos brillar, hacerlos parecer pequeñas estrellas en un universo eterno y enorme lleno de otras estrellas que brillan con otro sol.

De repente, regreso a la realidad.
Escucho un fuerte golpe seco de alguna parte de mi habitación. Me levanto sobresaltada con miedo de que sea mi padre, pero no, es demasiado temprano para que llegue. Sin embargo ese golpe tuvo que ser ocasional...fue demasiado fuerte como para que algún objeto se hubiera caído, y si hubiera sido asi, ¿Dónde estaría el objeto que se callo?

°°°

La observo durmiendo, veo como aun estando dormida, su cuerpo no deja de temblar. El miedo se ha vuelto parte de ella y no abandona su mente. 

Quiero ir con ella, decirle que estoy aquí, aquí para ella, que soy suyo, que no debería tener miedo nunca más en su vida, que puede sentir esa paz que sueña con tener. Quiero que me vea, que me escuche, que me sienta. Que se sienta segura, que pueda dormir todas la noches en su cama sin tener que esconderse o inventar excusas para no recibir una paliza injustificada.


El Monstruo En Mi ArmarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora