Prólogo

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Todas las grandes historias empiezan como leyendas; algunas tienen un inicio tan fatídico y otras un final tan heroico, o viceversa; depende de cómo la quieras interpretar.

La historia que te contaré el día de hoy empezó hace milenios atrás, en la génesis del universo.

Cuando no había más que polvo; los dioses discutían sobre el futuro de los planetas, no sabían con cuál de ellos empezar, pero después de un siglo decidieron que el primero que usarían sería el nuestro.

El primer ser que crearon lo hicieron a su imagen y semejanza; era un hombre que le dieron una simple misión ¨Se justo¨ y le dieron el nombre de Lan An.

Al segundo hombre que crearon... bueno, eso es otra historia.

Lan An deambuló por la Tierra y creó diferentes escenarios, grandes lagos de agua salada que desde una vista más simple parecían no tener fin; gigantes montañas cubiertas de blanco; bosques tan verdes y espesos como el mismísimo jade y no olvidemos su magnífica obra, la ciudad de los dioses. Todo lo que este inmortal tocaba se volvía místico.

Un día mientras miraba los bosques desde la cima de la ciudad de los cielos -tambien llamada el hogar de Lan An, pero eso será de aquí a unos siglos- comenzó a sentir una pesadez que jamás había experimentado; miró a su a su derecha y no había nada, miró a la izquierda y nuevamente no había nada. Se quedó pensando en lo que sentía, era tan extraño para un inmortal.

Al día siguiente Lan An realizó la matriz del llamado celestial, cada trazo de la matriz se iluminó cuando derramó su sangre sobre ella; no esperó mucho hasta que uno de los dioses del universo le contestó.

— ¿Dios del tercer planeta, porque has usado tu sangre para llamarnos?

"Celestial, estos últimos días he estado teniendo una sensación extraña aquí"

El dios de la tierra señaló su pecho.

El cielo quedó en silencio, no había una respuesta a su condición.

— Lo que señalas se llama corazón, está dentro de ti. Lan An, has sido un hombre justo como te ordenamos?

"Si"

El universo en un abrir y cerrar de ojos analizó la Tierra, desde lo más profundo del mar hasta lo más alto de los cielos, no encontró ni un ápice de injusticia; se podría decir que no encontró nada de vida además de la del pequeño Dios.

— Lan An, en este planeta, ¿quién más existe aparte de ti?

El dios de rango menor respondió "las plantas"

— Podría ser que lo que en este momento sientes es soledad.

El primer Lan no entendía a lo que se refería su creador.

"¿Qué es la soledad?"

— Lan An, mira a tu alrededor, ves ese árbol?

Miró al árbol y asintió al cielo.

— Cómo crees que se vería el árbol sin sus hojas verdes?

"hmm su apariencia no sería digna"

—tienes que ir más allá de la profundidad, ¿qué tan importante son las hojas en el árbol?

El primer Lan había sido el arquitecto de esta naturaleza, sabía hasta los más mínimos detalles, no lo pensó mucho y respondió

"sin las hojas el árbol no podría respirar, tampoco podría alimentarse"

— entonces son importantes.

"lo son"

— Lan An, para que puedas seguir siendo el árbol de este mundo necesitarás muchas hojas.

[Editando] La División de los cielos -  LingZhuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora