Capitulo 4

190 11 1
                                    

Vale, estoy muerta. Ser futbolista cansa. Anotado. Hasta Ingrid y Alex que también juegan, están cansadas. Esto es peor que cuando Marina, mi profesora de baile, se enfada y nos hace hacer un montón de burpees, flexiones, abdominales, correr... Para la próxima no me quejare y me acordare de este momento. Literalmente que todos estamos cansadísimos, menos lo futbolistas, claro, ellos deben de estar acostumbrados a estos entrenamientos, pero yo, no.

- Muy bien – dice Luis aplaudiéndonos – no pensaba que fuerais a durar tanto. Ahora podéis ir a los vestuarios. – cogemos nuestras bolsas y voy arrastrando los pies hacia el túnel de vestuarios. – Ah, los vestuarios los tendréis que compartir, tanto jugadores como vosotros. Ya os organizareis, porque será así durante los próximos meses. Os esperamos fuera. Cuando estemos todos, nos iremos al hotel, os daremos las habitaciones y os diremos el planning. – la cara de tonta que se me acaba de quedar, como que los vestuarios los compartimos con los jugadores.

- ¿¡Como que compartimos los vestuarios con los jugadores!? – les digo a mis amigas

- Y a parte son mixtos – dice Ingrid

- Eso es lo de menos, como si no hubieran visto una teta o un coño en su vida. Pero que no quiero compartir vestuario, o ducharme delante de ellos. De haberlo sabido habría traído bikini o algo. ¿Qué hacemos? Porque no pienso ir sudada y oliendo mal al autobús ni al hotel. -les digo a las chicas

- Pues tocara aguantarnos. Vamos ya que aún continúan todos aquí, así cuando acabemos pues ellos estarán entrando. – dice la pelinegra señalando a nuestros compañeros que hacían el burro y a los jugadores que estaban acabando de estirar. Ingrid, ella y yo corremos hacia los vestuarios, donde se encuentran las bolsas de los jugadores encima de los bancos. Dejo mi bolsa encima del banco haciendo un poco al lado una parecida a la mía. Me empiezo a desnudar al igual que Ingrid y Alex, dejando dentro de la bolsa la ropa sucia en una bolsita aparte. Me enrollo en la toalla, cojo el champú y el gel al igual que las otras dos y nos dirigimos a las duchas.

Doy gracias por ser una persona que se ducha en cinco minutos. Cuando acabo se escucha ruido de la parte de los cambiadores. Los jugadores deben de haber entrado, al igual que los compañeros. Alex justo sale de la ducha.

- Ingrid, ¿te falta mucho? - le pregunta la pelinegra

- Estoy aclarándome, ir cambiándoos. – responde la rubia

- Vale. – Alex y yo vamos hacia la parte de los cambiadores. Cuando empezamos a escuchar muchas risas y gritos.

- ¿Qué debe de estar pasando? – pregunto

- No lo sé, pero, piensa, son chicos, a saber. – asiento. Entramos y vemos a los jugadores riéndose de Gavi.

- ¿De qué se ríen? – me pregunto más a mí misma que para Alex. Cuando veo el porqué de las risas. Se me abren los ojos como platos. - ¡Qué coño! – suelto en voz alta. Me hago paso entre los chicos.

- De verdad que lo de ponerme espuma en los zapatos fue gracioso, pero esto ya es pasarse, ¿no? – dice el andaluz a sus compañeros sin percatarse de mi presencia.

- ¿¡Que haces!? – le grito mirándolo.

- ¿Eh? - se queda atónito viéndome. Aprovecho ese momento para arrancarle mi sujetador y mi tanga de las manos.

- ¿Qué haces tocando mi ropa interior? ¡Que es muy caro este conjunto! – le grito mirándolas como si fueran mi posesión más preciada.

- ¿Cómo que tu ropa interior? Esta es mi bolsa. – dice señalando MI bolsa

- No, no es tu bolsa, es la mía. ¿No será esta la tuya? – le digo señalando la de al lado, justo la que había apartado hace unos minutos atrás para poner la mía. Abre la bolsa inmediatamente y se da cuenta que es la suya.

- Vale, perdón. Son muy parecidas y estaba donde yo había dejado la mía, la he confundido. – se disculpa el sevillano.

- Que se la última vez que las tocas – le digo señalando mi ropa interior mientras me acerco más a él.

- Vale, vale. Ni que fuera oro. – dice mientras levanta las manos.

- No, no son oro es algo mucho más preciado, así que no te acerques a ellas. – estábamos tan cerca que notaba su calor corporal.

- No he sido yo quien ha quitado tu mochila para poner la suya.

- La he movido un centímetro exagerado – le grito. Se me queda mirando. - ¿qué miras?

- Tu cara se me hace conocida, ¿nos conocemos? – me quedo parada mirándolo sin saber que responder.

- Bueno, Natalia, será mejor dejar que se duchen e irnos cambiando, ¿no piensas? – Ingrid se pone en medio de los dos, estaba tan dentro de la pelea que no me había dado cuenta de que estaba en los cambiadores. Asiento. Estaba tan enfadada que no me he dado cuenta de que esta sin camiseta. Buah, está bien el chaval.

Ingrid me coge del brazo y me mueve para un lado donde también esta Alex.

- ¿Qué ha sido eso? – me regaña Ingrid

- Tia, ya sabes que no me gusta que toquen este conjunto de lencería. No dejo ni que mi madre las toque. – me defiendo.

- No me refería a eso, bueno, más o menos, ¿crees que te ha reconocido? – dice la rubia

- Ostia, pues no lo sé, rezo para que no. – digo dándome cuenta de que le sonaba de alguna parte.

- Ya puedes estar rezando. Mientras vamos a cambiarnos ahora que no están. – Nos movemos y vamos a cambiarnos.

Cuando empezamos a peinarnos, justo salen algunos de la ducha. Y justo entran las chicas insoportables. Quienes empiezan a medio gritar cuando ven a los futbolistas con solo una toalla enrollada a la cintura. Giro los ojos y continúo desenredándome el pelo. Por el espejo veo a Frenkie riéndose, intentando aguantarse las ganas de decir algo. Guardo el peine en la bolsa y la cierro. La cojo y me voy antes de que esas tías empiecen a hacer un estriptis "sensual" para llamar la atención. Salgo del campo de entrenamiento. Le doy la mochila a Dom y me subo en la furgo esperando a que Alex y Ingrid vengan para podernos ir.

*

- No te creo, esto no me puede estar pasando a mí. -digo en voz alta. – esto no puede ser, debe de haber una equivocación. – le digo a la recepcionista del hotel. – en teoría yo voy con estas dos chicas. – Luis ha dicho que dormiríamos con las personas del grupo del entrenamiento, pero claro, jugadores por un lado y los "aprendices" por el otro.

- Lo siento mucho señorita, pero así está hecha la reserva. A parte, no nos quedan habitaciones de tres libres, solo quedan de dos. - me dice la recepcionista un poco cansada ya de escuchar mis quejas.

- ¿Está segura? Como dice ella, deberíamos de ir nosotros tres en una habitación y ellas tres en otra. No ellos dos en una, ellas dos en otra y nosotros dos en otra. – dice Gavi a mi lado.

- Lo siento mucho señorito, pero ya le he dicho a su – se queda pensando unos segundos – su ¿novia?

- Conocida, ya le gustaría a ella salir conmigo – responde Gavi. Le miro mal.

- Pues, a su conocida que no puede ser. Así que por favor cojan las llaves y despejen la cola, gracias. – miro a la chica esperanzada de que pueda hacer algo, pero claramente ya nos ha dicho que no se puede hacer nada. Pes nada, me tocara compartir cuarto con el niño.

Ingrid coge la llave de la habitación, Ferran coge la suya y yo cojo la mía.

- Deseadme suerte. – le digo a mis amigas. – Vamos niño. – le digo al sevillano dirigiéndome a el ascensor. 

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Otro capitulo más por aquí. Espero que os este gustando. Voy a estar intentando subir un capitulo cada semana o ya veré si os subo dos alguna semana. Digo intentaré, porque con el insti se me dificulta un poco encontrar tiempo para escribir. Igualmente gracias por leer el fanfic y votarlo.

Nos vemos!!!

El destino que nos unió // Fanfic Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora