Capitulo 5

190 9 0
                                    

Los pocos minutos que hemos estado en el ascensor y buscando la habitación, han sido un poco incomodos. Después de que el niño se equivocara de lado del pasillo, y fuéramos para la dirección contraria a la que se encuentra nuestra habitación, la hemos encontrado. Es enorme. Nada más entras, como no, tienes a la derecha los armarios, que son empotrados con puertas correderas de color mármol, y a la izquierda el baño. El baño es espacioso y grande. Nada más entras, en frente, te encuentras con un espejo enorme y su pica. Después a la izquierda esta la ducha, que tiene las puertas de cristal, vamos, que es transparente, y la alcachofa arriba en el techo. Y a la derecha, hay como un cubículo espacioso, para que no te de claustrofobia, donde está el retrete.

Volvemos a la entrada. Entonces tiras recto un mini pasillito, los típicos, y te encuentras con la habitación. Donde a la izquierda esta la cama de matrimonio, una cama de matrimonio muy grande, y enfrente de esta hay una mesa-escritorio. Y, por último, pero no menos importante, el balcón con unas vistas preciosas.

Estoy impresionada, es muy bonita la habitación. Lo primero que hago es abrir el balcón.

- Buah, que vistas por favor. Miami es precioso. No me creo que este viviendo esto. – me digo a mí misma flipando con las pedazo vistas. Me giro para entrar a la habitación veo al niño tirado encima de la cama con el móvil. Entro y me lo quedo mirando.

- ¿Qué quieres? – me pregunta sin despegar la vista de la pantalla.

- Sé que, puede, que hallamos empezado con mal pie, pero te sugiero que nos empecemos a llevar mínimamente bien, ya que tendremos que convivir durante un tiempo juntos en la misma habitación y entrenaremos juntos también. Bueno, juntos no, pero en el mismo espacio. – Al no hacerme caso, suspiro y me siento a su lado. Y continúa ignorándome.

- No quería hacerlo, pero... - Le cojo el móvil y lo guardo en mi pantalón.

- Eh, dámelo – me dice intentando cogerlo

- No hasta que me escuches – después de estar insistiendo, suspira y se sienta de nuevo en la cama, justo a mi lado, y hace un movimiento de cabeza para que empiece a hablar.

- Vale, me voy a presentar, tu no hace falta porque se conoce tu biografía todo el mundo, pero si quieres, pues no te callaré. Me llamo Natalia, vengo de Lleida y he decidido venir aquí, primero, por las experiencias que puedo vivir, segundo, porque mis amigas me animaron y medio obligaron, al principio, a venir y tercero, así podía olvidarme y evadirme de mis problemas.

- ¿Qué problemas? – me pregunta

- Cundo tengamos más confianza te los contare, por ahora te tendrás que quedar con la duda. – le respondo.

- Bueno, me imagino que ya sabes un poco de mi vida. Me llamo Pablo Martin Páez Gavira, mejor conocido como Pablo Gavi o Gavi. Futbolista del Barça que viene de la Masia y nacido en los Palacios y Villafranca en Sevilla. Una persona que le apasiona el futbol desde pequeño y que lucha por su sueño cada día.

- Ya lo sabía, pero igualmente, ahora nos hemos conocido un poquito más y podemos intentar llevarnos algo bien, un poquito bien, tampoco hace falta ser besties. – el asiente

- Ahora, ¿me das mi teléfono? – me dice. Me lo saco del pantalón y lo extiendo para dárselo. Cuando está a punto de cogerlo, lo aparta y lo escondo en mi espalda.

- Eh, hemos hecho un trato, dame mi teléfono. – dice intentando cogerlo.

- Me lo he pensado. – me rio- Mejor ven lo a buscar tu. – con eso me levanto de la cama y empiezo a correr por la habitación. El sevillano se da cuenta, se levanta y empieza a perseguirme. Hasta que me atrapa entre la puerta de la entrada y su cuerpo. Me intento escapar, pero el coge mis brazos y los pone encima de mi cabeza. Mis manos, con el móvil en ellas. Con una mano sujeta mis brazos y con la otra coje su teléfono y lo guarda.

- Vale, tu ganas, ahora, suéltame. – le digo. Nuestras caras están muy cerca la una de la otra. Siento su respiración acelerada en mi cara.

- No crees que no es justo que, habiendo hecho un trato, no cumplas con tu palabra, y yo ahora, ¿porque te tengo que soltar? - me contesta.

- Pues porque si, a parte, no tenemos ninguna apuesta para que me sueltes. – lucho para poder soltarme, pero, como no, tiene más fuerza que yo. – Va, te prometo que no te vuelvo a robar nada ni nada de nada.

- Eso tendrá un precio. – me dice un poco más cerca de la cara.

- ¿Y cuál es ese precio a pagar? – le pregunto. Justo empieza a sonar su teléfono.

- Eso tendrás que descubrirlo tu. – me suelta y atiende a la llamada.

- ¿Qué quiere decir eso? – le pregunto a su espalda, ya que se está yendo para el balcón. Se aparta un poco del teléfono.

- Ya lo adivinaras cuando llegue su momento. – patidifusa cojo el móvil y me voy a la habitación de las chicas. Que, justo, es la habitación de al lado.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------

Buenas, este capitulo es un poco corto, pero es que lo he escrito en muy poco tiempo  y, además, estoy de exámenes y trabajos hasta arriba. Pero igualmente intentare actualizar a tiempo.

Espero que os haya gustado. No os olvidéis de votar y comentar. 

El destino que nos unió // Fanfic Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora