Capítulo 2: La busqueda.

10 3 0
                                    

Lo primero que pienso cuando abro los ojos por la mañana es que hoy no voy a ir a clases, aún estoy algo cansada de todo lo de ayer así que simplemente apago la alarma, cierro los ojos y respiro profundamente antes de dormirme de nuevo.

Cuando vuelvo a abrir los ojos y miro el reloj veo que no ha pasado más de una hora desde que me desperté, lo cual es raro si hay algo que me gusta más que comer es dormir.

Decido que no puedo dormir más después del tercer intento fallido así que me levanto y me quedo sentada en la cama admirando mi increíble pared llena de fotos y bocetos de personas y lugares en los que estuve.

Me recojo el pelo en una cola y me propongo adelantar el trabajo de artes que tengo retrasado, soy un desastre y siempre ando retrasando trabajos que luego tengo que terminar a última hora. Así soy yo.

No sé cuanto tiempo llevo dibujando pero cuando me doy cuenta lo que estoy dibujando paro y me quedo mirando la tinta sobre el papel. Ojos, unos ojos negros y profundos ocupan la mayor parte de mi libreta, mirándome fijamente y haciendo que me lata fuerte el corazón.

Sé que son sus ojos y estoy un poco asombrada de mi misma ya que los recuerdo como si los hubiese visto hace cinco minutos. Están claros en mi mente, tanto que podría describirte que parte es más oscura que otra, la largura de sus pestañas y los pliegues de sus parpados.

Suspirando paso la yema de los dedos por encima del papel y me pregunto donde estarán esos ojos ahora mismo y si estará mirando de nuevo algún otro puente.

Miro fuera por la ventana y me complace ver que hoy no llueve, aunque seguro que hace un frío de locos. El viento sigue soplando como si quisiera derrumbar edificios y coches.

No puedo concentrarme ya que todo lo que quiero dibujar son ojos y no creo que eso encaje mucho con la temática de objetos inanimados que estoy haciendo así que decido dejarlo por hoy.

Seguramente me pillará el toro como siempre, tampoco es que deba sorprenderme, soy una chica que trabaja bastante bien bajo presión por lo que nunca es problema.

Me visto con unas medias gordas y encima un pantalón que me queda bastante ancho, muchas camisetas de manga larga y encima una sudadera lo bastante gorda como para que guarde el calor dentro y no se escape.

Me termino de vestir con un gorro, una bufanda y me pongo unos guantes ,cuando salgo a la calle y el viento azota mi cara agradezco cada pieza de ropa que llevo puesta.

El móvil suena veo el número de Hana

-¡Hey! - creo que grité demasiado

-¿Estás bien? hoy no has venido a clases

-Lo sé, es que no me encontraba bien -trago saliva mientras ando- no he podido dormir mucho esta noche

-¿Y eso? ¿estás enferma? ¿Quieres que te lleve algo cuando salga de clases?

-No te preocupes, acabo de salir a comprar algo de comida y ya que estoy compraré algunos medicamentos, estaré bien -sonrío mientras miro camino pensando a donde estoy yendo- ¿Todo bien en clase? ¿Algo interesante que deba saber?

-A parte de los dos nuevos trabajos que tenemos que hacer, nada más

Gimo en el teléfono, otros dos ya van tres los que voy a tener que hacer esta semana, ¿será que pueda acabar alguno? ¿la vida me odia? ¿soy muy floja? la respuesta no está clara.

-¿Quieres que quedemos en mi casa luego para empezarlos? -sonrío y río en silencio, es mucho mejor que ella esté conmigo ya que es demasiado lista- compraré el jugo de fresas que tanto te gusta

No me dejes caer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora