Tiempo después.

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En el pequeño pueblo de las montañas, había pasado ya unos 3 años. Todo tan rápido.

Las cosas iban bien, Kyle estaba feliz, David estaba feliz, Stan y Cartman estaban feliz.

Pero nerviosos, a excepción de David y Eric. Ellos si estaban felices.

¿Razón? Fácil

Kyle volverá a su querido pueblito en las montañas junto a su familia y David. Cómo los papás de David eran buenos amigos de sus padres, y aparte de eso su madre era la madrina de él, lo invitaron al viaje dirigido al pueblito en las montañas.

Los padres de David aceptaron fácilmente, su hijo quería viajar hace tiempo y estaban en vacaciones.

Subieron al avión, y despegaron. Despidiéndose de toda la "tranquilidad" que habían obtenido en esos años.

Viajaron bien, a excepción de Kyle, quién estaba nervioso... Y enojado ¿Quién carajos ponía las noticias y quitaba Peppa pig? No es que le gustará, claro que no. A su hermano le gusta ese programa y él suele observarlo por lo tonto que es, no le resultaba interesante, claro que no.

- Kyle siéntate bien, quiero dormir pendejo - Habló David - Por fis ¿Si?.

- Amigo, ¿En qué te afecta que esté así?

- Ah, es que tus piernas son suavecitas y no puedo dormir sentado, me incomoda mucho.

- Oh, entonces, ¿Me quieres usar cómo almohada?

- Simón.

- Que sinvergüenza. Está bien - Kyle se acomodó en el asiento - Yo no tengo problema en dormir sentado. Vamos, acuéstate.

- ...Gracias rojito, eres un buen amigo,  vello púbico.

- Oye, maldito... Ya, solo duerme imbécil.

- Sueña con los angelitos Kyle.

- Sí sí, lo que digas. Dulces sueños.

Y los dos descansaron.

A la mañana siguiente llegaron. South park no quedaba tan lejos después de todo. Sheila despertó a ambos chicos y bajaron del avión rápidamente.

Salieron del aeropuerto y tomaron un taxi.

. .           . .            . .          . .         . .

- Diablos Stan, estás sudando como imbécil.

- N-No puedo dejar de hacerlo, Kyle llegará hoy ¿Qué debería usar? ¿Debería cortarme el cabello?

- ¿Te olvidaste que ese judío está encabronado contigo?

- ... Mierda.

- Sí "Mierda".

Stan y Eric se dirigieron hacia la casa de la única persona que podría mejorar la apariencia del pelinegro, él quería vestirse bien y recibir a su amigo de la mejor manera. Aunque si este no quiere verlo, podría volver a intentar conocerlo. Volvería a empezar desde cero con Kyle.

Claro que esta vez contendría más amor. Sí que sí.

A los 15 minutos llegaron a casa de Wendy, ella había cambiado para bien. Ya no tenía esas "ideas estúpidas" como les dice ella. En estos años pensó mejor en sus acciones para emparejar a personas que se querían y no se daban cuenta, siempre recordaba sus tiempos de pequeña, le daba harto cringe y se arrepentía mucho. Ahora lo único en lo que ayuda es en los consejos, aprendió en todo ese tiempo de reflexión que no debe entrometerse en la vida amorosa de las personas. Claro, es tedioso ver como se aman y los pendejos no lo admiten. Pero forzarlos tampoco está bien, la presión cae sobre ellos y actúan sin pensar, y es ahí cuando la amistad o relación de esas personas empiezan a deteriorarse. Algunos saben sobrellevarlos y crean una armoniosa relación, pacífica y tranquila. Y otros simplemente rompen todo lazo con esa persona por la incomodidad que ocasiona o por los errores cometidos a causa de un tercero que intentaba ayudar. Es ahí cuando Wendy se percató que en vez de ayudar a que ese vínculo entre Kyle y Stan sea mayor, solo lo volvió tenso y con resentimiento por parte de uno de ellos.

Lo único que pedía es que en algún momento Kyle pudiera perdonarla por las pendejadas que hizo teniendo la cabeza llena de mierda.

Ahora se encontraba ahí, discutiendo con el pelinegro.

- Carajo Stan, llevas puesto ese gorro desde que somos niños. Y de puta madre que tienen los mismos detalles y los mismos colores. ¿Haces brujería o qué?

- Ya te dije que no, solo que es el único sombrero que me gusta. Y gracias a Dios mi mami todavía lo puede coser.

- Sí, trabaja muy bien tu mamá. Tienen todo buen igualito el maldito gorro... Que marica.

- No hables así del trabajo de mi mamita ¡Pendejo!

- No me digas pendejo hijo de puta.

- Conejito mareado.

Una llamada llegó al teléfono de la única chica ahí.

- ¿Aló? . . . Ah, Señor Marsh... Sí, yo le digo tranquilo. Adiós.

- ...

- ...

- ... ¿Qué te dijo mi padre?

- No sé como lo supo, pero me dijo. "Dile a Stan que diga "pendejo" como un adolescente normal"

- Oh - Soltaron Stan y Cartman.

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- Me picó la oreja. - Habló desde la cama de su acompañante mientras acariciaba a su fiel mascota.

- ¿Qué? - Pregunto éste, mientras dejaba de jugar en su computador y dirigía su atención hacia su pareja.

- Sí, y tengo ganas de decir que no me digan "oh".

- Craig, creo que debes ir al Doctor.

- . . . ¿Tu crees? Yo ya me estoy asustando...

- Nah, era broma. ¡Ugh! juego de mierda. Volviendo al tema, era broma lo del doctor. Eso es algo que nos sucede a todos.

- Oh.

- ¡Agh! Grosero.

Tweek y Craig se levantaron el dedo.

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- Muy bien Stanley, estás acá, en la puerta de la casa de tu amigo aunque tu deseas que sea otra cosa. Sí, vamos, tienes pelotas. ¡Podemos hacerlo! - Susurraba para sí mismo - Sólo toca el timbre, míralo a los ojos y dile "Hey nene, llevo mucho tiempo esperándote. ¿Que tal si tu y yo vemos la teoría sobre quién fue el culpable de la mordida del 87?" No, no, seguramente Kyle me tirará la puerta en la cara de tan solo verme, aunque estoy guapo. Creo. 

El muchacho encendió su celular sosteniendo las rosas entre su brazo y cuerpo mientras buscaba la aplicación de la cámara en su celular para observarse. Se miró en la pantalla de su teléfono. Él no se veía tan mal. Sin embargo le hacía falta su gorro, sus inseguridades salían a flote.

- Diablos. A ver, solo toca el timbre y pides hablar con él un momento, punto final.

Acercó su mano al pequeño botón y presionó. Un sonido resonó en aquella casa.

- ¡Dios mío no tengo los huevos suficientes! 

Y así como dijo, soltó las rosas y la cajita de chocolates un poco deforme que el mismo hizo con mucho cariño, y se dió a la fuga.

A los pocos segundos el primogénito abrió desesperadamente la puerta de su casa.

- ¡Stanley! - Gritó, sin embargo no encontró ni un alma fuera de su casa. Se lamentó un poco, debatiéndose si quería o no encontrar a su ex-amigo, aún sabiendo que nunca le quitó ese título a pesar de todo lo que sucedió. - Ah... ¿Qué diablos?

Dirigió su mirada hacia aquellas flores y una caja abierta con caramelos de menta regados en el suelo.

- Si estuvo aquí... Chico tonto ¿Qué haré contigo Marsh?

- ¿A quién le hablas esquizo?

- ¡AH! ¡Con un carajo David!

Te Odio Pero También Te Amo[Style] REESCRIBIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora