Un golpe lateral del ogro para intentar lanzar a Raúl, pero este no tenía efecto, al menos no con la lentitud de sus movimientos. Para Raúl, esto podría ser pan comido; salvo que el ogro contaba con una piel muy gruesa que le impedía cortar con su espada. Una garra y el esquiva, lanza un ataque y raspa sus hombros. El ogro enfurece aún más y logra conectar un golpe a Raúl, quién es lanzado un par de metros hacia atrás. Éste se recupera rápidamente para evitar que el ogro lo pise y le lanza un par de piedras a su rostro. Lo distrae con el polvo en sus ojos, se retuerce. Raúl aprovecha y lanza unos cuantos tajos a las piernas, con la idea de tirarlo; pero no funciona. El ogro lanza otro ataque y Raúl sabe que no puede esquivarlo. Lo recibe a modo de intentar desviarlo, solo consigue una rápida retirada, más la sangre comenzaba a salir de su cuerpo.
El ogro no solo lo retaba, sino también le demostraba su fuerza a base de fuertes rugidos. Raúl lo miraba seriamente, pensaba en como atacar. "Quizás por la izquierda, intentar tumbar el tronco que sostenía y rematarlo por la espalda", se decía a sí mismo, "Será también por la derecha, golpeando sus costillas e intentando llegar a alguna arteria" Muchas opciones, pocas soluciones. Sus estrategias se veían interrumpidas por otro ataque, este terminó por desequilibrarlo y tirarlo al suelo. Sorprendido, escupió sangre al suelo, la miró, observó de reojo hacia la casa donde se encontraban los demás, donde habían rondado los lobos; solo había 2 de los 4 que tenía en mente; pensaba que quizá habían penetrado la vivienda y que peligraría la familia. Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por una voz cercana.
- Humanos- dijo con voz ronca. – dicen respetar el orden natural, pero no pueden aceptar su inevitable extinción.
Raúl se volteó hacia el orco, sorprendido, era la primera vez que escuchaba a uno hablar. Se sacudió un poco para concentrarse nuevamente en la criatura.
- ¿Cómo te atreves a decirnos sobre el orden de Gaia? siendo tú quien no ha respetado la tranquilidad de nuestro pueblo- alzó la vista hacia este.
-Me disculpo por mi impertinencia al perturbar su mañana- contestó con un tono mas suave. -mas me justifico por las razones que me han traído aquí.
- ¿Y se pueden saber dichosas razones? -El orco calló un momento para pensar, después le contestó;
-Me atrevo a decir que mis intenciones son claras, vine aquí para matare- Raúl trago saliva.
- ¿Y por qué razón has tomado tal decisión? -pregunto curioso.
- Por la misma razón que muchos te están buscando: el miedo- y este se inclinó hacia Raúl. – Muchas especies además de la mía temen por el daño que puedan causar tus decisiones.
- ¡No hay razón para temer de mí! -objeto Raúl. -No tengo intenciones de asesinar inocentes.
-Nadie las tiene- le contestó. -Todo aquél que priva de la vida es sino por que se vio orillado a ello. He tomado una decisión y nada de lo que digas hará cambiar mi opinión.
Un fuerte lamento se hizo presente por detrás de Raúl; este al voltear se percata que Ariam había golpeado a una de las bestias con su equipo de defensa. El otro lobo ferozmente le hizo contraataque. Raúl levantó su arma en señal de control y se volteó de nuevo hacia el orco.
-Siendo así las cosas, entonces déjame decirte amigo, que sufriré tu muerte; al ser un ser tan sabio, que no mereces un destino como el que te has escrito.
Y de esta manera ambos levantaron sus armas al cielo en señal de respeto, para después remontar el combate; esta vez mas vivaz, pues estarían luchando a muerte. Ariam, por su parte, se encargaba de los 2 lobos, cuyo tamaño aproximaba los 1.50 de altor, bastante gruesos y, sobre todo: muy molestos. Tenía puesta una armadura que le permitía moverse más rápido y soportar grandes cargas de fuerza por si llegaba a ser golpeada. Además, usaba un escudo corto de brazo y un cuchillo para apuñalar. Los lobos se abalanzaban a ella, pero ella los esquivaba y golpeaba con la punta del escudo; cortando parte de su piel. Uno de ellos, mal herido, se alejó del campo de batalla mientras el otro la mantenía ocupada. Para cuando se dio cuenta, este se dirigía a Raúl.
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La gran batalla: Guerra de razas
Ciencia FicciónGuerra, evoca la vida de ante los nobles y trasciende hasta muevas generaciones, que importa cuanto avancemos como seres, la guerra será algo que nunca se alejará de nosotros.