INTRODUCCIÓN

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Introducción

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Introducción


—¡Mamá, por favor no! — grito Elizabeth con fuerza.

El cadaver de su madre estaba frente a ella, en sus narices, había sido apuñalada en repetidas ocasiones. ¿La razón?, hambre. Había luchado con un tipo por simples pedazos de pan, pero lamentablemente por naturaleza el hombre tiene más fuerza que la mujer.

Nerfertari, era el nombre de ella.

Su cuerpo delgado estaba tendido sobre el suelo, sus ojos estaban sin ese brillo peculiar que ella tenía siempre. Ahora estaban hundidos sin vida. Su mano derecha estaba sobre sus heridas y su mano izquierda sobre las manos de su hija ahora huérfana.

Elizabeth lloraba con fuerza, su cabeza había comenzado a doler, llevaba más de un día penando por la muerte de su madre.

—Mami... por favor. — susurró mientras su pecho subía y bajaba.

Teniendo seis años por supuesto aún había inocencia en su mente, por lo que recordó la conversación que había tenido con su madre semanas antes.


—Existe el cielo. — susurró la pelirroja mayor.

—¿Qué es eso? — preguntó y en sus enormes ojos verdes hubo curiosidad.

Elizabeth había sido fruto de una relación que nació en la superficie. Su madre conocía el cielo a la perfección, ahí estaba su difunto querido justo ahora.

Por injustas razones ella había sido lanzada a la ciudad subterránea por su padre, debido a que había quedado embarazada fuera de matrimonio. Una aberración para el.

—El cielo es un inmenso lienzo que cambia con el tiempo, pintado en tonos suaves de azul durante el día, envuelto en un dorado abrazo al atardecer y obscuro como el carbón por la noche. — explicó acariciando el corto cabello rojizo de su hija. — Y a el lo acompañan las nubes, las cuáles son como ver las telas más finas que hayas visto aquí abajo.

—¿Cómo las de los policías? — preguntó uniendo su entrecejo.

—Si algo así. — respondió su madre soltando una risa ante la comparación. —Cuando muera, podrás encontrarme ahí.

—No mamá, no morirás nunca. Yo te cuidaré. — rápido contestó Elizabeth abrazando a sus madre por su cintura.

—En algún punto lo haré Lisa, pero podrás encontrarme ahí.

—¿Y como sabré cuál es el cielo? — preguntó curiosa.

—Simplemente lo sabrás.



  || 𝐈𝐍𝐅𝐈𝐄𝐑𝐍𝐎 ||                    𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora