SORPRESAS

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El resto del trayecto fue amenizado con las risas y bromas del pequeño Omega que no podía dejar de hablar de una y mil cosas, comentando algo que veía o narrando alguna anécdota.

Lan Wangji lo escuchaba atentamente y ocasionalmente soltaba una palabra o un leve sonido que era más que suficiente para Wuxian para sentirse escuchado y retomar su plática.

-A pesar de que aumentaron las reglas del clan Lan creo que estoy acostumbrándome – dijo con una radiante sonrisa – Podría quedarme toda mi vida en Gusu contigo –

-Si es lo Wei Ying quiere- respondió con las orejas rojas y una leve curvatura en la comisura de sus labios. El oírle decir aquello calentaba su corazón, deseaba que el pequeño Omega hablara enserio porque ese sería el sueño más hermoso hecho realidad.

- ¿Te gustaría que me quedara? – pregunto coquetamente Wei Ying inclinándose un poco para ver el rostro de su compañero.

El Lan Giro su cabeza para poder ver esos preciosos ojos grises – Me gustaría- respondió con sinceridad.

Enseguida los latidos de Wuxian incrementaron su ritmo y no pudo evitar que un lindo sonrojo se instalara en sus mejillas, apartó el rostro apenado y carraspeo para aclarar su garganta que repentinamente se sentía reseca.

De repente las palabras dejaron de hilarse en su mente, las palabras de Lan Zhan volvían a crear un cosquilleo en su estómago y un ronroneo luchaba por salir de su garganta. Sin percatarse dejó salir un sutil y dulce aroma que rápidamente se fue expandiendo por el lugar.

Las palabras sobraban entre ellos y la falta de estas no creaban un ambiente incómodo, todo lo contrario, se percibía calidez y tranquilidad. Así continuaron el camino hasta la secta Jin.

Divisaron la torre Koi antes del mediodía y en cuanto llegaron fueron interceptados por los guardias del clan que respetuosamente reverenciaban al segundo maestro Lan mientras que al joven Wuxian le regalaban un asentimiento en señal de saludo.

-Por aquí por favor Hanguang-jun-murmuró un discípulo – El pabellón de los Lan está en la parte norte, por favor, sígame- murmuró el joven Alfa.

El lugar designado de su clan quedaba justo frente a unos hermosos jardines que quitaban el aliento, en verdad el lujo que tenía la secta Jin era enorme y amaban mostrarlo.

-El pabellón se encuentra dividido, en el lado derecho los Alfas, en el área central los betas y en el lado izquierdo los Omegas – señaló cada lado con gestos y tono perfectamente ensañados.

Ambos se miraron, ya estaban acostumbrados a permanecer juntos, compartir la misma habitación e incluso dormir solo a unos centímetros de distancia así que el escuchar que debían permanecer separados instauró un malestar en ambos.

- ¿Es necesario? Es decir, Lan Zhan es un Beta, no me hará daño. – dijo el joven Omega con una enorme sonrisa.

-Me temo que son las reglas de la secta- respondió el sirviente-Le acompañaremos a la zona de los Omegas, ¿tiene algún inconveniente en que escoltemos primero al joven amo, Hanguang-jun? – preguntó educadamente, siempre se tenía una preferencia por los Omegas, por educación.

-hmm- respondió el Lan negando levemente.

- Tan caballero como siempre Lan Zhan – le regalo una melodiosa risa y una sonrisa coqueta.

El sirviente le dio la razón a su comentario y haciendo un suave movimiento les indico que le siguieran – La celebración comenzará con una comida en el salón principal al atardecer, les pido que lleguen con toda la secta-le dijo

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