QUEDATE -KIMCHAY

CAPITULO 8

Kim paseaba por la habitación mientras el doctor examinaba a Chay.

"Le dieron una fuerte dosis de benzodiacepina y..." el médico titubeó, "y... también le dieron éxtasis líquido".

"¿¡Ambas cosas!?" exclamó Porsche. "Eso es... eso es mucho... él-"

"Tendremos que seguir monitoreándolo en el entorno de cuidados intensivos y concentrarnos en estabilizar las funciones vitales primero", el médico les dirigió una sonrisa de disculpa. "Haremos nuestro mejor esfuerzo, Khun Kinn", miró al jefe de la mafia.

"Lo mejor no es lo suficientemente bueno", gruñó Kim. "Tienes que sacarlo de esto. No importa qué", rugió con furia desenfrenada.

"Lo haremos, Khun Kim", el médico asintió con nerviosismo.

"Vamos", dijo Kinn con calma. "Él necesita descansar y el doctor necesita trabajar en paz".

"No", Kim cruzó los brazos sobre el pecho. "Me quedo aquí."

"Kim", comenzó Kinn, pero fue interrumpido por Porsche.

"¡¿Qué diablos está pasando aquí?!" Porsche dijo enojado. "¿Qué estás haciendo con mi hermano? ¿Le enviaste mensajes de texto todo el día? ¡Lo instruiste sin decírnoslo! ¡Estás actuando como si él fuera tu responsabilidad!

"Porsche, aquí no", Kinn los hizo a un lado. "Cálmate. Kim solo está preocupada como el resto de nosotros".

Kim permaneció en silencio mientras Porsche lo miraba, respirando con dificultad, todavía angustiada por todo lo que había sucedido. En ese momento, la puerta se abrió lentamente y Tankhun se asomó. Sus ojos se abrieron al ver a Chay y entró con una mirada de dolor.

"¡Lo encontraste!" Tankhun dijo en voz baja. "Oh, Dios mío", miró a Chay alarmado. "¿Qué sucedió? ¿¡Que hicieron!? ¡Quien hizo esto!"

Kinn contó todo lo que sabían, para horror de Tankhun. Kim apartó la mirada, incapaz de soportar toda la historia de nuevo. De repente, sintió un calor envolviendo su mano. Miró hacia abajo sorprendido y vio a Tankhun sosteniendo su mano con una sonrisa tranquilizadora. Kim se aclaró la garganta y apartó la mano después de un largo momento, permitiéndose consolarse un poco.

"Deberías descansar", Kinn apretó el hombro de Porsche. "Has pasado por mucho".

"No", Porsche negó con la cabeza. No puedo dejarlo aquí.

"Kim va a estar aquí..." dijo Kinn amablemente. "Además, debemos prepararnos y encontrar a los imbéciles que hicieron esto y castigarlos".

Porsche frunció los labios y reflexionó antes de asentir. Se volvió hacia Kim con una mirada mordaz.

"Esta conversación no ha terminado", dijo Porsche. "Mantenme informado sobre su condición. ¿Lo tengo?"

Kim asintió y notó la forma en que Porsche se relajó un poco.

"No mates a la persona que le hizo esto", dijo Kim justo cuando se giraban para irse.

"La muerte es un castigo demasiado fácil", se rió amargamente Kinn. "Vamos a hacerle rogar por la muerte".

"Si él muere", dijo Kim con una mirada sombría, "seré yo quien lo mate".

Antes de que Porsche pudiera decir algo, Kinn lo sacó.

"Estaré en mi habitación si necesitas algo", dijo Tankhun antes de irse también.

Kim regresó al lado de Chay y observó cómo el médico y las enfermeras lo monitoreaban, lo conectaban a las máquinas, le inyectaban cosas y discutían sus próximos pasos. Se sintió impotente.