Me da que no podremos tener nunca una mañana tranquila

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Narra Hermione


Estaba dormida en el pecho de mi marido, menuda noche habíamos pasado. Me removí, alguien me estaba llamando al móvil, con mala gana, si con mala gana era un sábado y me estaban llamando a las ocho de la mañana! bueno total que lo cogí y conteste:


- ¿Si?- pregunte con voz ronca y adormilada, -juro que lo mato- pensé

- ¿Hola, Hermione te he despertado?- se escucho la voz de mi superior, -mejor no lo mato- pensé

- No señor, no se preocupe ¿Qué desea? -pregunte curiosa-

- Podrías venir al Magisterio ahora? es que hay papeleo que quiero que hagas- respondió-

- Si en veinte minutos estoy ahí señor- le dije-

- De acuerdo te espero -dijo y colgó-


Suspire nunca tendría una mañana tranquila con mi pelirrojo: si no es el magisterio son los niños, si no el teléfono, o el móvil, o alguna visita inesperada (eh Ginny?) o alguna cosa de las anteriores o por el estilo


-sentada en la cama empecé a mover a Ron suavemente- Ron despierta tengo que irme al Magisterio-le dije al pequitas-

- mmh- musito el de ojos azules-

En ese momento cogí mi varita y le apunte- ¡enervate!  al instante Ron se despertó y me miro mosqueado


-Muy graciosa, cariño -me dijo este con las cejas levemente fruncidas- ¿que pasa?

- Me ha llamado mi jefe tengo que ir al Magisterio a hacer papeleo- le dije sonriendo con inocencia-

- Hermionee -me dijo protestando-

- Roon vamos serán solo unas horas además que tu  también te fuiste y que te recuerde por una semana- le respondí obviamente el sabia que yo tenia razón-

- Nuu -se cruzo de brazos haciendo un puchero me encantaba verlo así-

- Anda Ronniee - le bese la nariz y puse cara de perro degollado- porfii

- ¡Agh! esta bien tu ganas! -me respondió cruzándose de brazos-

-¡Gracias!- le dije mientras reía y me levantaba- Ron a las diez haz el desayuno a los niños y acuérdate de hacer la faena de casa - te amo- le dije y le di un beso después desaparecí


Narra Ron


¡Muy bien!, ¡encima ahora tengo que hacer el desayuno Y hacer la faena domestica!  ¡Agh! mejor duermo por una hora y ya luego me levantare. Dicho y hecho me acosté y una hora después ya estaba haciendo el desayuno.


- ¡Niñoos! a desayunar! -grite mientras servía el desayuno-

- ¡Ya voy! - dijo mi niña no tan pequeña Rose bajando las escaleras y sentándose- -¡ Hmm tengo hambre! -dijo mi hijo Hugo sentándose junto a Rose- ja ja igualito a su padre-pensé-

-¿ Y mama?-me pregunto mi hijo- debería ser ella la que hiciera el desayuno, no te ofendas papa-

- Tranquilo, Hugo. Veras tu madre esta en el Magisterio volverá en unas horas tranquilos -añadí al ver la cara de preocupación de ellos, claro es lógico su padre se va una semana y cuando vuelve su madre.

Más felices que nuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora