15- Perro muerde nalgas.

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—Coño— masculla y corre hasta tomarme por los hombros y esconderse detrás de mí

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—Coño— masculla y corre hasta tomarme por los hombros y esconderse detrás de mí.

Frunzo el ceño confundida, de la nada sale un pitbull gigante de donde él venía, busca con la mirada hasta dar con nosotros y corre hacia acá. Marco grita exageradamente alto y yo también lo hago por inercia.

—¡Me va a morder una nalga!— grita y me empuja, corre hacia una verja trepando.

No sube mucho, pero si lo suficiente como para que el perro no le muerda el culo. Lo miro con confusión, mientras el perro le ladra e intenta morderlo, este intenta espantarlo con gritos.

—¡Ayúdame, me va a morder los pies!

—¿Pero qué le hiciste?

Me mira alterado

—¡No lo sé! —sube más—. Solo le di un fundazo por andar de olizcón.

Me quedo boquiabierta sin saber que decirle, lo tiene merecido por idiota, ¿cómo se le ocurre golpear a semejante monstruo que parece ser mascota del mismo lucifer?

No hago nada y solo me rio, amenazo al perro con darle una patada para que se vaya, pero parece que se enoja más y ahora me quiere matar a mí. Afortunadamente, antes de eso huele algo y se va a toda prisa por donde mismo vino.

—Teniéndole miedo a un perro, miedoso— digo y bebo mi jugo intentando disimular que me asuste porque pensé que la próxima víctima del animal sería yo.

—¿Le viste el tamaño? ¡Parecía un mutante!

Marco parece alterado, y no es para nada nuevo, él y los perros no se llevan bien. Marco respira cerca de un perro y este lo quiere matar.

—Ni para tanto era.

—Eres muy insensible, si fuera tu esposo sin duda te daría veneno— dice con una sonrisa.

Frunzo el ceño reconociendo esa frase de algún lado.

—Si fueras mi esposo con gusto me lo bebería— digo con una sonrisa y la de Marco se desvanece.

—¿Qué haces aquí?— cambia de tema.

—¿No lo ves? Comiendo mierda.

—Se nota— dice y me mira burlón.

Ruedo los ojos.

Veo como se echa el cabello hacia atrás y odio admitirlo, pero es bien precioso. Acomoda su abrigo y la funda que lleva, está algo sudado, pero se ve malditamente bien.

Termino de comer mi galleta y en una distracción de él meto en su ropa la basura y empiezo a caminar.

—¡Oye! —se queja de la basura—. Mejor ven y vámonos por aquí, no nos vaya a aparecer el perro— dice y me jala de la ropa arrastrándome hacia la otra calle que es un poco empinada hacia abajo.

Esto No Es Un Romance © [#1 Cold] PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora