Quisiera tener alguien que cuidara de mí.
¿Porqué cuando alguien comienza a tratarme bien se termina alejando el mismo?
-Pensaba el joven Syd Barrett mientras caminaba bajo la lluvia de regreso a su hogar.Esa tarde los chicos no habían ido a recogerlo para tocar esa tarde, así que decidió ir por sí mismo al bar donde lo harían para toparse con una sorpresa.
Lo habían echado del grupo y ni siquiera fueron capaces de avisarle en la cara.
-Desearía... desearía dejar de encariñarme con las personas, nunca más volver a mostrar quien soy en realidad, nadie merece conocerme...-.
Se decía así mismo.Llegando a su hogar simplemente abrió la puerta principal, se quitó su ahora húmedo abrigo y se tiró en el sofá de su sala.
-¿Porqué siempre es lo mismo?, quizás sea verdad lo que papá siempre me decía... estoy destinado a estar solo, a que solo la gente me de atención cuando ocupa de mí...-. Y de pronto algunas lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.
Su pecho dolía.
Su respiración se agitaba.
Su rostro hervía del coraje, de impotencia, de tristeza.-Quisiera ser relevante... al menos para alguien en este planeta... quisiera no encariñarme con las personas... quisiera no ser relativamente bueno en lo que hago para que no me vean como una herramienta que de un día para otro se puede dejar ahí botada...-. Su voz, su voz estaba entrecortada... el dolor era presente en ella.
-Ya no soy más que un simple cúmulo de dolor y tristeza...-
De pronto sacó unos papelitos del bolsillo de su pantalón, los miró con atención, los analizó y hasta pensó dos veces...
-Supongo que me ayudará a olvidar quien soy... a olvidar a Syd Barrett-.
Colocó los papeles debajo de su lengua y su viaje sin dolor comenzó.
¿De verdad?, ¿te ha pasado por la cabeza lo mismo?, ¿o solo soy yo que ya no tengo cordura?