Prologo

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Una vez llegaste en un meteoro y brillaste como el mismo oro.

cada vez que pasaba el tiempo nuevas vidas florecían, mientras tú seguías en tú piedra.

¿Dime no te sentiste tan solo ahí? Desde la cima de la montaña observando todos los días, como los demás nacían, crecían y finalmente morían...

Tantas generaciones pasaron después de tu llegada, sin embargo no eras participe de nada.

Claro que llegó aquel día, donde finalmente de tu roca saldrías, se transformó en un huevo y saliste al fin como nuevo.

Hiciste grandes cosas, ya fuera en busca de un propósito o egoísmo propio, pero nunca nos olvidaste, al menos siempre nos consideraste tu familia, me consideraste más que tú familia, eras más que solo mí familia...

Entonces...

¡¡¿POR QUÉ DEMONIOS PROTEGES A ESE INMUNDO MONJE DE MÍ?!!









Gritos, forcejeos y respiraciones exaltadas, en una alma condenada, como una triste melodía olvidada y reemplazada.

Toda la eternidad acariciaba su mejilla y la luna lo miraba por la rejilla. El frío y el calor quemaban su piel, calcinándola sin preocupación alguna como la miel.

Sus huesos habían sido transformados en polvo y su corazón hecho trizas. La pena de aquel guerrero era muy bien conocida, pues su amor eterno fue quien le arrebató la vida y así dejando un hueco que nunca yacería. 

«Oh, pequeña Luna caída, Tú luz ya no ilumina, sin embargo en esta noche fría, yo seré tú pena.

Desde que te vi, te admiré como si fueras el mismo Rey de Jade y a pesar de tener tres orejas, no tienes el valor de quejarte.

Oh, resplandeciente Luna, quien hoy no dejas tus penas, déjame ser aquel quien hoy te sostenga...»

La melodía que le dedicaron solo era más que una simple oración y aunque demostrará un amor puro y leal, solo había terminado en soledad.

La Luna a pesar de todo no se permitía olvidar, pues su Sol lo calcinó sin piedad y lo que una vez fue un eclipse... Se quedo en un declive. 

Esperando con paciencia aquel día de su penitencia, rogaba al cielo y a la tierra que le otorgarán una reencarnación como alguien nuevo, alguien capaz de hacer lo que no pudo hacer y lo que pudo evitar.

«¿Tanto deseas remediar tus pecados aunque reencarnes dentro de mil años?»

—Mil años no son nada sin un rayo de Sol en todos mis días.—Declaró con la poca felicidad en su cuerpo.

«Si es así deseo ayudarte en tu rendición, así como lo hizo tu Sol ahora será tu turno Luna y espero que cuando lo comprendas desees volver en tus riendas.»

Se dice que desde ese preciso momento la Luna desapareció sin dejar rastro alguno, el cielo estaba tan vacío sin nadie quien lo iluminará.

¿Acaso el Sol al fin se daría cuenta de la desaparición de su alma gemela?

¿O es que acaso ya no valdría importancia?








No importa como haya pasado y como todo haya acabado, solo os puedo decir que nada de lo que leas os deberás de confiar, por que a veces el escritor es algo traidor.

Y así como Buda engaño a Sun Wukong...

El Cielo y La Tierra engañaron a Liu Er Mihou...


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⏰ Última actualización: Nov 09, 2022 ⏰

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"Igual al Cielo" LMK (ShadowPeach)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora