Prólogo

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Kamishiro Rui, un alumno ejemplar del décimo grado del colegio Kamiyama, simpático y amable con todos sus compañeros, siempre alegre de ayudar a los demás, se encontraba ahí, en medio de un dilema moral viendo cómo frente a él, estaba llorando un alumno de lo que el creía era noveno grado, aferrado a las barras de metal en el borde de la azotea. A pesar del ruido del festival en la planta baja podía escuchar su llanto, como si todo el ruido se hubiera apagado.

POV: Rui

Ahora que lo pienso creo que recuerdo haber oído un poco acerca de esa persona, ¿Akiyama-San? A diario me encontraba con tantos estudiantes que era difícil recordar a aquellos con los que no solía convivir a menudo. Pero si había escuchado algo respecto a Akiyama. Los de noveno estaban histéricos por un chico "raro" en clase. A menudo usaban palabras como "ridículo" o "extraño" para referirse a Akiyama, pero solía ser tan espontáneo que no le prestaba mucha atención.

De cualquier modo, no acostumbraba a convivir mucho con los de noveno, y casi siempre estaba con Emu y Tsukasa, que eran mis únicos amigos de la clase, así que solía ignorar esa clase de comentarios.

Obviamente no era la primera vez que lo había visto, normalmente lo veía en los pasillos o en la cafetería. Siempre solo. Con una mirada extraña, como una mezcla de melancolía y tranquilidad, pero siempre sonriendo levemente. Tampoco pensé que era extraño, no era el único estudiante de noveno sin amigos. Debo admitir que me interesó un poco el porque de su cotidiana soledad, pero tampoco pensaba entrometerme en asuntos ajenos. Al final supuse que todos esos comentarios eran simplemente eso, burlas inofensivas.

Pero ese momento fue diferente, verlo ahí, tan vulnerable en la azotea removió algo en mi interior. Como si sintiera la extraña necesidad de ayudarlo, de salvarlo.

Desde ese ángulo solo podía ver su espalda, y un poco de su rostro, que en realidad es bastante lindo. Pero fue imposible pensar bien las cosas, porque sin darme cuenta, había notado mi presencia.

Lo pude notar. Una expresión dolorosa y complicada de descifrar. Preocupación, ansiedad, culpa, tristeza. Intentó débilmente limpiar las lágrimas de sus mejillas y con la voz entrecortada fingir tranquilidad.

—Ah... Lo siento... Solo estaba...—Caminó unos pasos hacia las escaleras que conectaban con la parte interna del colegio, por las que yo había llegado, pero se detuvo al estar frente a mí.

Traté de ver sus ojos. A pesar de que nunca había hablado con él sentí una extraña conexión con aquella persona, y era obvio que después de ver eso no me podía quedar sin hacer nada.

Evitó mi mirada, y clavo sus ojos en el suelo, como si estuviera arrepentido de algo. El movimiento constante de sus manos me hizo saber que estaba muy nervioso y realmente me replanteé si ayudarlo sería lo correcto o si simplemente sería una molestia. Pero al final decidí que tenía que hacer algo.

—Está bien, ¿Puedo ayudarte en algo?—Intenté hablar lo más suave posible, con la esperanza de transmitirle tranquilidad. Cuando escuchó mis palabras se sorprendió, y se atrevió a mirarme a los ojos, las lágrimas empezaron a salir de nuevo.

—No creo que sea correcto molestarte con mis problemas, pero aún así... Gracias por preocuparte—Esbozó una hermosa sonrisa, una sonrisa auténtica, llena de tristeza, pero verdadera. Por alguna razón mi corazón empezó a latir como un loco por esta simple acción.

—No es ninguna molestia. Al final, los mayores debemos apoyar a los menores, ¿no?—Soltó una débil risa y se acercó un poco más, como si poco a poco confiara más en mí.

—Bueno, es solo que... Parece que... Todos me odian en este colegio.—Su voz se quebró al hablar, y las lágrimas empezaron a bajar con más fuerza, mientras comenzaba a sollozar silenciosamente.

Lo único que se me vino a la mente fue abrazarlo, y así lo hice. No tuve que estirar mucho mis brazos para sostenerlo por los hombros debido a la poca distancia que había entre nosotros, y me sorprendió de sobremanera la fuerza con la que me devolvió aquel gesto.

En un instante pude sentir su delgado cuerpo abrazarme y sus manos aferrarse a mis hombros de manera desesperada, como si fuera la única persona en la que podía confíar. Sus sollozos aumentaron, pero su calidez me hizo atreverme a acariciar su cabeza. Aquel cabello tan suave con un aroma dulce y relajante, de un débil color rosado causó sentimientos extraños en mí, y me hizo olvidarme de todo el ruido del exterior. Como si solamente estuviéramos nosotros dos.

A pesar de que el abrazo duró solo un par de minutos para mí fue solo un segundo, la calidez inigualable que sentí al tener a tan delgado cuerpo en mis brazos fue hipnotizante, y me hizo desear más al separarme de sus brazos.

Pero como si fuera un mal sueño el ruido del festival volvió a mis oídos, y pude escuchar la voz de Emu acercándose por las escaleras. Sabía que tenía que volver con ellos. Después de todo me había escapado del puesto improvisado de venta de comida de la clase, así que era normal que me estuvieran buscando.

Pero no quería separarme de Akiyama, a pesar de ser la primera vez que hablaba con él no quería separarme. Quería permanecer ahí, en nuestro propio mundo. Pero sabía que era imposible, y solo pude desear en mi interior que nos empezaramos a encontrar más seguido.

—¡Ah! Lo siento... Tengo que regresar abajo...—Me separé un poco de él, y se sorprendió levemente, pero lo entendió a la perfección y dió unos cuantos pasos atrás. Sonrío de nuevo y se despidió de mí.

—Entonces, nos veremos luego. Gracias por todo esto.—Encantador. Es la única palabra en la que pude pensar. Sentí mis mejillas calentarse y no pude evitar sonreír también.

—¡Ah! Casi lo olvido. ¿Cuál es tu nombre?

—Mizuki, Akiyama Mizuki. Un gusto, Kamishiro Rui.—Me sorprendí un poco al descubrir que sabía mi nombre, pero solo causó que mi corazón se acelerara más.

—¡Rui-Kun!—La voz de Emu me hizo salir de mis pensamientos, y me apresuré a entrar de nuevo.

—Nos vemos, Akiyama-San.—Le hice un gesto con la mano antes de volver adentro  y encontrar a Emu en uno de los pasillos cercanos a las escaleras.

—¡Rui-Kun! ¡Te busqué por todas partes!

—Lo siento, solo estaba tomando un descanso...

—¿Un descanso? ¿En la azotea?

—Sí... solo estaba un poco cansado—Cuando recordé a Mizuki los colores volvieron a subir a mi cabeza y Emu lo notó.

—¡Rui-Kun! ¡Tienes la cara roja! ¿Estás bien?

—S-sí, mejor volvamos abajo...

Mi mundo cambió ese día, el día en que conocí a Mizuki. Si pudiera describirlo en una sola palabra sería... Brillante. Una persona brillante, a pesar de aquella tristeza escondida en sus ojos sigue sonriendo como si nada. A pesar de aquella melancolía que envuelve su frágil calidez sigue brillando. Si, definitivamente Mizuki siempre brilla.

Brillante / MizuRui (Project Sekai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora