• Segundo Capítulo/ Último •

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02

Miedo. Aquel sentimiento que hace a tu alma abandonar tu cuerpo, helar tu sangre y entrar en un bucle infinito de los peores escenarios en el que te puedes encontrar. El temor es algo que crea inseguridades en una persona, pero también le ayuda a sacar lo mejor de uno mismo. Algo contradictorio, ¿no? Nuestra existencia en sí lo es.

No obstante, volviendo a la escena, Jimin giró lentamente su rostro, encontrándose con el que fue el amor de su vida. Su cabello negro azabache caía sobre su frente de manera rebelde; sus ojos pardos seguían siendo cautivadores, con un ligero brillo inexplicable; aquellos labios finos de color carmín se vieron un poco agrietados por el frío de la época. Y había crecido indiscutiblemente, muy cambiado, pero manteniendo rasgos que le seguían grabando al Jungkook de hace 5 años.

—Jeon —la voz de Taehyung resonó en sus oídos, de manera amarga se podría decir. Y no era para menos, él estuvo en todo el proceso de superación, sufrió por el sufrimiento de Jimin. El de cabello cobre sostuvo el brazo de su mejor amigo, tratando de apaciguar el mal temperamento que estaba por expandirse en Taehyung.

—Tae, tranquilo —pidió en un susurro Jimin. Elevó su mano para acariciar la zona de los omóplatos con cuidado, sintiendo bajo su tacto cómo la tensión de aquel lugar disminuía—. Gracias. —Se alejó de Taehyung y dio unos pasos cortos hasta llegar a Jungkook, plantándose frente a él con decisión. En la mirada de Jimin no había algún atisbo de rencor, odio o dolor al estar cara a cara con la persona que alguna vez amó y fue el causante de largas noches solitarias y de llanto incesable; solo una mirada de paz y tranquilidad. 

Jungkook, por el contrario, se perdió en aquellos avellanas más brillantes y carentes de tristeza, de azul. La pequeña sonrisa iluminó aún más su ojos al verle, causando un revoltijo en su estómago, obligándole a sonreír de manera inconsciente. Un pequeño nervio alarmó su cuerpo, teniendo como reacción una risilla desentonante y llevar su mano a su propia nuca antes de expresar: —Cuánto has cambiado, lo siento.

Jimin ríe de forma nasal y negó, restándole importancia. Metió sus manos a la chaqueta de cuero, expulsando una nube de vaho en cada respiración que daba. 

—Sí, cinco años no parecen mucho, pero algo debe de cambiar, ¿no? —Opinó. Jungkook menea su cabeza en forma afirmativa, perdiéndose por breves instantes en el perfil del rostro de Jimin y el contraluz hacían juego.

—Supongo que sí, así es.

Tras un pequeño silencio, Jimin se aventuró a preguntar con curiosidad: —Oí que te casaste, ¿hace cuánto?

Jungkook no se esperaba aquella interrogante, provocando que una tensión se instalara en sus hombros. Guardó sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón, más sin embargo, su mano izquierda la volvió a sacar. Mostrando aquel objeto en forma de aro, el oro resaltando cuando un rayo de luz hizo contacto con él. No obstante, la respuesta silcenciosa de Jimin lo desconcertó completamente; su sonrisa era una bondadosa, genuina y real. Llevaba mucho tiempo sin ver una así.

»—Me alegro mucho por ti, Jungkook Hyung —dice con sinceridad, pero la sonrisa decae al ver el rostro de su expareja contraído—. ¿Dije algo malo?

—No, solo... no esperaba esta reacción —respondió, mirando al suelo—. Has madurado muchísimo, Jimin. —Avanzó un paso más y llevó sus manos a los hombros contrarios del más bajo. Jimin se desestabilizó un poco bajo su toque—. Estoy orgulloso de ti, de verdad lo estoy.

El más joven se paraliza al sentir aquellos brazos que antes eran su lugar seguro, envolverle con fuerza, rodearle con cariño. Su nariz lloró un poco al palpar aquel perfume de varonil que le caracterizaba, llevándole al vago recuerdo de él aferrándose al abrigo que le pertenecía a Jungkook, tratando de mantener su aroma cerca porque lo echaba de menos. También al recuerdo de cómo este objeto eventualmente perdía su olor, tornándose a uno desagradable.

¿Ese era el poder de extrañar a alguien? Porque estaba empezando a creer que era así.

Sus cuerpos se separaron de forma paulatina, Y una sonrisa reconfortante estaba en dibujada en sus rostros. Jungkook decidió acariciar la cabellera cobriza de Jimin y dijo: —Vaya, cambiaste el rubio.

El más joven soltó una risa y se encogió de hombros.

—Supongamos que me aburrí de él —soltó. Jungkook sonríe, pero aquella sonrisa se esfuma al momento de ver una silueta en la entrada de su casa. Jimin, quien al levantar su mirada y sigue donde veía la contraria, entendió la razón—. Oh, creo que es momento de volver a casa, ¿no es así? 

El mayor mordió su labio inferior, sintiendo cómo caía de golpe a su realidad. Rascó su frente y asintió.

—Sí, yo... —Pensó sus palabras y, tras dar un suspiro, lo miró fijamente a aquellos avellanas cautivadores y que había estado añorando hace más de 5 años—. Yo quería pedirte perdón, perdón por todo el daño que te hice.

—Jungkook, no es necesa...

—Sí lo es —interrumpió, dejando a un Jimin pasmado en su sitio—. Era muy idiota y me comporté como tal en aquel tiempo y no quise aceptarlo. Te culpé sabiendo que el culpable fui yo. No me importó con que solo te alejaras de mí y saber que te hacía daño, yo quería que siguieras conmigo. Me molesté que hicieras como si nada mientras y me ignoraras, mientras me arrepentía una y otra vez por las decisiones que tomé —soltó un suspiro—. Jimin, ¿sabes? Me alegro que seas feliz, de verdad. Yo... cuando supe que sería padre, no me sentí pleno al principio porque no era con la persona que amaba. Sin embargo, cuando tuve a Ming en mis brazos, todo cambió.

—¿Ming?

—Mi hija —respondió. Jimin abrió su boca, un poco abatido por la confesión—. Nos casamos por ella, porque no quería que creciera en un ambiente hostil o incómodo.

—Y... eso está funcionando, por lo visto —dijo con cautela. Jungkook resopló y negó.

—La relación ya es insostenible, pero de eso no me gustaría hablar y tampoco me queda mucho tiempo. —Rascó su nuca en señal de nerviosismo—. En algún momento me gustaría volver a verte si deseas, Jimin.

—Claro, no tengo problemas con eso —respondió con sinceridad. Se hizo a un lado y observó hacia aquella casa que recordaba como la palma de su mano—. Supongo que te veo luego, Jungkook.

—Sí... Sí lo creo. —Dio unos pasos alejándose del castaño, pero se detuvo y giró en su dirección una vez más, chocando aquel par de avellanas brillantes—. Por cierto, felicidades por tu licencia de conducir. Lo lograste. —Señaló el trozo de plástico que estaba caído en el asfalto. Jimin descendió su mirada, observó la credencial y, con rapidez, la recogió y sonrió apenado. 

—¡G-Gracias!

Jungkook negó con su cabeza y dio media vuelta para regresar a su hogar. Jimin observó la silueta del azabache desaparecer de su vista y soltó un largo suspiro.
Taehyung apareció frente a él, con aquella sonrisa ladeada y el cigarro consumido en su mano derecha, el cual lo tiró al suelo y lo pisó.

—¿Vamos a casa, Jim? —Preguntó, estirando su mano para ser tomada por el castaño, el cual lo hizo sin pensarlo.

—Sí, vamos.



Fin








quejeso, señor. Adiós wattpad, no me das inspiración ya. 


gracias por leer esto ¿? Qué penoso. Espero que el epílogo sea mejorcin pq de lo contrario, esto de ser escritora aquí no hay sentido ya.





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𝐃𝐑𝐈𝐕𝐄𝐑'𝐒 𝐋𝐈𝐂𝐄𝐍𝐒𝐄 | 𝐤𝐨𝐨𝐤𝐦𝐢𝐧 ; 𝐯𝐦𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora