parte única

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Desde el fondo de su estómago se desbordan las emociones: amarga bilis, sentimientos vomitados con la atrocidad propia de aquello llamado amor. 

 Existe algo, sin dudas, insidioso creciendo en el fondo de su estómago, algo que es como un monstruo que ruge de vez en cuando, pidiendo salir. No es lindo como las mariposas que aletean en nombre del amor. Es más bien lo contrario: se siente como si le apretaran las tripas desde adentro, como si se rasgaran sus órganos vitales y siguiera respirando. Yoshida pretende no notarlo, la mayor parte del tiempo, pero no siempre resulta eficaz. 

No sucede constantemente. Lo cierto es que hay una persona en particular que consigue que esa bestia que habita en lo más oscuro de sus entrañas salga a la luz, y es, si él mismo tiene que decirlo, verdaderamente patético. 

De todas las habilidades que le ha visto al chico motosierra, ciertamente nunca esperó que fuera bueno en despertar sentimientos del tipo romántico en nadie. Makima es el mejor ejemplo de su eterna decepción amorosa.  Entonces...bueno, él debe ser un poco patético también, si tiene que admitir que siente algo por Denji.

Podría decirse que él no se ha resistido con la suficiente energía, aunque sería un eufemismo bastante considerado, teniendo en cuenta su triste y ridícula realidad. Si Yoshida debe ser sincero, no ha habido un solo instante en el que no estuviera en las manos del motosierra, incluso antes de conocerlo y saber que detrás de ese monstruo había un chico, insoportablemente estúpido y, sobre todo, frágil como no debería serlo ningún hombre mitad demonio.

No resulta sorprendente que, al conocerlo, ese monstruo que habitaba en su interior se volviera más ambicioso. Denji es como el oxígeno, es como algo que necesita sin siquiera darse cuenta. Y él está francamente desesperado por poseerlo, lo quiere de una manera frenética que hace que se sienta extraño si no está cerca de él. Eso explica la razón por la cual, sin importar qué tan lejos Denji huya, él siempre termine por alcanzarlo.

Antes de darse cuenta, Horifumi comenzó a pensar así: sería bueno que Denji solo tuviera ojos para mí, sería genial que todo el mundo dejara en paz al hombre motosierra, sería fantástico que todo el maldito universo desapareciera y solo quedáramos Denji y yo.

El monstruo cavernoso que creció en su interior sin descanso, se volvió una bestia que reclamaba a Denji como suyo.

Es eso, ¿no? 

Lo que todo el mundo insiste en llamar amor. Un sentimiento abstracto, un concepto difuso, pero que todo el mundo ha experimentado, al menos, una vez. Aunque nadie realmente sepa cómo se siente, porque no coinciden en el sentido que les remonta la palabra.

Yoshida piensa que los humanos son así de estúpidos, crean un concepto y, sin embargo, se esfuerzan por cambiarle el sentido: amor de familia, amor de amigos, amor de compañeros, y demás tonterías. Al final, solo él se acerca a la respuesta más coherente: el amor es un demonio al que todos se le deben, sin importar la discrepancia en relación al concepto, todos desean y repudian el amor por igual. Es contradictorio. Cuando va bien, el amor es algo anticipado. En cambio, cuando se torna doloroso, es algo a lo que todos temen. Nadie quiere un corazón roto, nadie quiere ser rechazado.

Sería más sencillo si todo el mundo se diera cuenta de lo evidente: el amor va más allá de querer a alguien y procurar su bien, es mucho más que eso, más profundo y vertiginoso: implica el anhelo en su máxima expresión, es la dedicación total a la otra persona, y no hay lugar para el rechazo, porque amar es poseer, es tomar todo de esa persona, inclusive sus rechazos. Entonces Yoshida toma todo de Denji, cada cosa, sus miradas de desconfianza, sus palabras burlescas, esa extraña mirada nostálgica que parece  buscar a alguien más. 

Qué felicidad entender el amor, se dice, comprender que amar no implica contener el monstruo que ruge en su estómago, por el contrario, debe alimentarlo cada día hasta saciarse. Aunque no cree que pueda saciarse nunca de Denji, no cuando ve sus ojos destilando dolor, miedo, y en la neblina que lo cubre, incluso, puede ver un poco de amor también (y si ese amor está dirigido a otra persona, lo aceptará de todos modos). 







mi corazón deshecho destilaba | yoshidenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora