Capitulo Único

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Jack era aún después de muerto un clásico ciudadano londinense: Refinado, educado y no se saltaba la hora del té ni siquiera en momentos serios o de peligro extremo.

Todo el mundo conocía a Jack el destripador el asesino de prostitutas, tanto dioses como humanos sabían su nombre, era respetado por algunos y odiado por todos debido a la vida hedonista que llevó en la ciudad de Londres.

Brynhildr estaba parada en aquel inmenso jardín frente a la mesa del té viendo a aquel hombre que lo bebía tranquilamente viendo su reflejo en la bebida como si no hubiera peleado en el ragnarok.

- No es necesaria mí presencia ¿Por qué sigue insistiendo señorita? -

- Es necesaria Jack. Es bueno que socialices con los humanos del Ragnarok, que dejen de pensar que eres un cruel asesino -

- Soy un cruel asesino - corrigio en tiempo presente la afirmación en tiempo pasado que había dado a entender la Valkiria.

- No eres esa clase de asesino anonimus -

La inteligente mujer analizaba al londinense pues no le gustaba que aún después de todo, su hermano Hércules tuviera que seguir envuelto en varias peleas con los dioses para defender la imagen renovada del humano mientras esté sin darse cuenta de todo el esfuerzo que hacía Heracles bebía té tranquilamente en su propio paraíso, sabía la Valkiria que mas tarde que temprano esa actitud iba a traerle problemas al humano y al dios.

Jack levantó su mirada a la mujer - un asesino siempre será un asesino no importa su clase - continuó con la conversación Jack ajeno de todos los pensamientos que tenía la Valkiria.

- Podrás ver de nuevo aquellos colores que notaste durante la pelea, todos ellos exquisitos para ti ¿No? -

El peliplateado torció la boca poco conforme.

- Treinta minutos y me iré de ahí -

Brynhildr se vio complacida - Tienes un trato - murmuro ella - así que debes darme tu palabra de caballero que asistirás -

- le doy mi palabra de caballero señorita Brynhildr, estaré ahí puntual como usted desea -

La Valkiria sonrió antes de dar media vuelta e irse - por cierto Hércules va a estar ahí -

- Uh... - Jack dejó su taza en la mesa, casi se le caía de las manos - y-ya no puedo - murmuro preocupado.

- tienes que ir Jack, me diste tu palabra - finalmente la hermosa mujer se marchó de ahí dejando al asesino con sus pensamientos.

Jack dejó salir un largo suspiro, no quería hablar con Hércules porque aquel enorme semidiós le hacía tener sentimientos complejos y difíciles de describir, sus colores eran tan hermosos que creía que el solo hecho de verlos le iban a matar además... aún tenía miedo de lo que le fuera a decir. Desde que lo revivieran no había ido a verlo pese a que su deseo era darle la bienvenida y sentir sus brazos rodearle una vez más, aún así, justo ahora no tenía el coraje de hacerlo lo que le tenía en parte desanimado y sin ganas de toparse a Hércules.

Era por la noche después de la hora del té cuando todos estaban reunidos, faltaban unos cuantos peleadores lo que supuso Jack es que probablemente iban a llegar tarde, en una de las mesas más alejadas tomo asiento esperando a que los treinta minutos pasaran rápido, incluso había sacado su reloj de bolsillo para contemplarlo pero sentía que entre más lo veía más lento caminaba el minutero.

Uno pensaría que todos los humanos perderían los estribos en una reunión así con alcohol y bebidas gratis, que los verías arriba de una mesa cantando cualquier canción a todo pulmón o bailando descaradamente, que a estas alturas ya habrían provocado alguna pelea pero no fue así.

Las mentiras de un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora