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"Muñeca". Tu novio te llamó con un puchero mientras dejaba descansar su barbilla en tu hombro. Estuvo tratando de llamar su atención de todas las formas posibles durante las últimas horas.
No sabías cómo te las arreglaste para permanecer enojada e ignorarlo por tanto tiempo, pero sabías que pronto perderías el juego de enojarte con él.
Tus ojos estaban pegados a tu teléfono. Intentaste fingir lo menos molesta posible a pesar de que el aliento de Sunghoon te abanicaba el cuello y el hombro y te provocaba escalofríos en la columna.
"¿Mi muñeca todavía está enojada conmigo?" Murmuró contra tu piel mientras movía su nariz contra tu cuello y hombro. Deseaste poder responder a su pregunta con un "Sí", pero lamentablemente no pudiste. Sentías que no podías hablar.
Solo un gemido pudo escapar de tu garganta al sentir sus dientes contra tu piel. Su brazo alrededor de tu cintura se apretó un poco más porque quería mantenerte más cerca de él. Te dio la vuelta por los hombros para que pudieras mirarlo. Sus dedos sostuvieron suavemente tu barbilla mientras comenzaba a besarte.
Su toque fue suave, pero definitivamente no su beso. Mordió tu labio inferior, indicándote que permitieras que su lengua entrara en tu boca. Hiciste lo que te indicaron porque tu ira olvidada no fue nada en contra de su efecto sobre ti. Ambos lo sabían muy bien.
Condujo tus brazos para rodear su cuello y tú lo seguiste. Mientras continuaba con el beso, tocó tus caderas, tomaste la indirecta y enganchaste tus piernas alrededor de su cintura. Los brazos de Sunghoon te sostuvieron de forma segura de inmediato.
Sus dedos se envolvieron alrededor de tu cabello para poder tirar de ellos lo suficientemente fuerte como para que expusieras tu cuello. Continuó marcando tu cuello, hombros y clavícula mientras se dirigía a tu habitación contigo en sus brazos.
