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Acompañar a tu marido a su partida de billar en solitario en su oficina después del horario laboral, verlo concentrarse mientras juega, todo mientras tomas una copa de vino eran tus actividades favoritas para realizar en un fin de semana.
Hoy era un sábado por la noche, en el que tu esposo, director ejecutivo, salió temprano del trabajo para pasar su tiempo. Te sentaste en el sofá escondida en un rincón de la habitación, mientras bebías el alcohol de la elegante copa veneciana hecha a medida para ambos.
la forma en que vestía un traje, la forma en que sus delgados dedos manejaban el taco hacían que lo desearas. sin mencionar la cantidad de tiempo que habian pasado juntos esta semana, que apenas fueron unas pocas horas debido a su apretada agenda.
Prometió pasar tiempo contigo después de este juego, pero te estabas impacientando y necesitando. ¿Cómo no pudiste hacerlo cuando él estaba parado allí, justo frente a ti, luciendo como una auténtica comida?
entonces caminaste hacia él, mientras él se inclinaba hacia atrás para alcanzar la bola roja, con la cintura contra la mesa. Esto te excitó aún más y tomaste sus manos antes de que pudiera empujar el palo contra la pelota restringiendo sus acciones.
Con una mano en su hombro, presionaste tus labios contra los suyos con deseo mientras Sunghoon apoyaba sus codos en la mesa sosteniendo el peso de ambos, dejándote salirte con la tuya a pesar de que fue interrumpido.
Dejando ir el beso, te acercó por la cintura, dejando caer sus manos sobre tus muslos mientras te levantaba, te hacía girar y te aterrizaba sobre la mesa. sus dedos provocadores recorren tus muslos hasta tu falda.
el tacto te hace estremecer y los bordes de la mesa están tan fríos que presionan contra tus muslos.
Él te miró a los ojos y dijo: "Querías tanto mi atención, ¿eh?" y no respondes. es como si estuvieras paralizada bajo su mirada hambrienta.
Él sonríe ante tu falta de palabras y baja la cabeza para fijar sus labios en tu cuello, besarlo y clavar sus dientes con colmillos en tu suave piel.
Los gemidos salen de tu boca y eso lo vuelve loco. Lleva su mano a tus labios y pasa su pulgar contra tu labio inferior, bajándolo hasta tu barbilla y acercándote para besarte. El beso no fue dulce, más bien se sintió hambriento y necesitado.
Él chupa tu lengua mientras dejas escapar un gemido de absoluto placer. Fue realmente una locura lo loco que te volvió. Él agarra tu cuello mientras empuja su lengua más profundamente en tu garganta y tú vuelves a caer sobre la mesa y tus manos ya no pueden sostenerte. Él te sostiene por la cintura, su lengua todavía trabajando contra la tuya.
