BABY CAKES - Parte Única

42 4 70
                                    

Realmente odio las tiendas de autoservicio. Todo es caos. Odio ver cómo la gente se acumula en los pasillos, decidiendo qué producto es mejor por precio o calidad o presentación o lo que sea. Odio ver a los niños llorar y hacer su número dramático para chantajear a sus madres para que les compren lo que desean. Odio ver cómo los clientes quieren pasar por encima de los empleados con su actitud arrogante de creer saberlo todo, cuando en realidad no saben ni una mierda. Odio ese tipo de lugares y por eso no los frecuento.

Pero aquí estaba ahora, buscando provisiones para mi hermana embarazada ya que yo, estúpidamente, le había dicho que yo la ayudaría con sus necesidades y preocupaciones mientras que su esposo iba a ese viaje de negocios al que le fue imposible faltar. Y es que yo amo a mi hermana, haría cualquier cosa por ella pero, de haber sabido lo que era cuidar de alguien en gestación, jamás me habría ofrecido en primer lugar.

Casi tenía todo lo que necesitaba y estaba a punto de dirigirme a la caja cuando mi celular vibró en mi bolsillo.

—Diga —conteste.

—Louis, dime que aún no vienes —pidió mi hermana del otro lado de la línea.

—Bueno no, apenas llegaré a la caja ¿por qué? —pregunté. —¿Acaso olvidaste añadir algo a la lista de compras?

—No, no es eso. Es solo que… —casi podía mirarla debatirse entre sí decir lo que quería o no.

—Eso solo puede significar problemas para mi ¿no es así?.

—Sólo es un pequeño favor, Lou —suplico.

—Bien, dispara —la anime.

—Lo qué pasa es que tengo mucho antojo de pastel de zanahoria y quiero ver si puedes conseguirlo por mi —termino diciendo.

—Pastel de zanahoria, bien —medite. —¿Y donde mierda voy a conseguir eso a estas horas?

—En una pastelería, tal vez —dudó.

—Lotts, son las ocho cuarenta y cinco de la noche, de un domingo —dije mirando el reloj en mi mano. —No encontraré una pastelería abierta a estas horas, normalmente cierran a mediodía.

—Bien, está bien —la escuché titubear al otro lado de la línea, sabía que estaba a punto de llorar. —Tienes razón Lou, fue inconsciente de mi parte pedirte eso a estas horas disculpa —dijo con voz entrecortada.

—Hey, oye —intente calmarla. —Escucha, haré todo lo posible por conseguirlo hoy, pero si no puedo, te prometo que mañana a primera hora saldré a buscarlo ¿de acuerdo?

—Gracias Lou, te debo tanto. Te amo —ahora si que estaba llorando.

—No me debes nada —repliqué. —Y sabes que también te amo —dije cortando la llamada  y solté un suspiro. —Mierda —solté sin más.

—¿Sabes? No es porque haya estado espiando tu conversación ni nada pero, pasaba por aquí cuando escuché que necesitabas un pastel de zanahoria —me dijo una chica que estaba a mi lado. —Y yo conozco un lugar en el que, el dueño se queda hasta tarde en el local y bien podría venderte uno de sus pasteles de zanahoria a estas horas.

—¿Enserio? ¿Pero cómo sabes que el dueño se queda hasta tarde como para venderme un pastel? —pregunté curioso arqueando una de mis cejas. Ella sonrió mostrando un par de hoyuelos.

—Porque ese local del que hablo, es la pastelería de mi tonto hermano, quien cree necesario dejar todo en orden para el siguiente día, si no, no es feliz —me explicó. —Ahora, paga todo eso que llevas, yo haré lo mismo y te esperaré afuera para llevarte allá ¿bien?

Babycakes (One Shot L.S) Where stories live. Discover now