ᵖʳⁱᵐᵉʳᵃ ᵖᵃʳᵗᵉ

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ˢᵒʳᵖʳᵉˢᵃˢ ⁿᵃᵈᵃ ᵃᵍʳᵃᵈᵃᵇˡᵉˢ
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Estaba siendo una buena mañana, es decir, estaba de buen humor.

Billy le hizo el desayuno, aka huevos con algo de tocino. No se quejaba, el rubio estaba aprendiendo apenas a dominar la cocina. Luego, muy amablemente lo había ayudado a ducharse, por no decir que se lo había follado lento y maliciosamente sobre el lavamanos. Con una sonrisa, se había vestido y había tomado, muy arbitrariamente, la cámara que le había regalo al menor en su cumpleaños y, como cada día, le tomó una foto distraído mientras se ponía su propia ropa. Billy decía que era un desperdicio hacer eso, Steve decía que era como ver una evolución de un animal salvaje a uno domesticado. Billy se enojaba, pero Steve sonreía y eso le gustaba. Le gustaba Steve. A pesar de que él sí siguiera siendo un maldito animal, pero ahora domado.

En fin, su despertar fue bueno. Sus primeras horas del día lo fueron, hasta que caminando por el centro comercial para ir a su trabajo, pasó por una joyería. Se fijó en los anillos, en lo precioso que era cada uno pero nada como el que le había dado su chico.

Sonrió y subió su mano hasta tocar su cuello. Abrió los ojos asustado.

La cadena dónde llevaba el anillo que Billy le había dado, no estaba en su cuello.

-Maldición.

Comenzó a buscar por sus bolsillos, tiró el pequeño bolso que llevaba usualmente y lo volteo en el suelo buscando entre tanta basura que cargaba ahí. No había rastro de la cadena o de el anillo.

-Maldición, maldición.

Pasó las manos por su cabello varias veces y volvió a revolver todo en el piso nuevamente. Sacudió sus pantalones azules y casi quitó su camisa ahí mismo para ver si se había resbalado. Juro sentir como su alma abandonada su cuerpo, tal vez ya se había lanzado a la cantera antes que su cuerpo.

Recogió todo rápidamente y corrió al trabajo, dónde Robin ya se encontraba y gracias al cielo, todavía no había ningún cliente.

-Hey, pequeño Stevie. Creo que estás más pálido que ayer. - Robin lo miró de arriba a abajo y se acercó -¿Te sientes bien?

El castaño la miró con nerviosismo en sus ojos y sintió tus ojos humedecer.

-Y-yo...- tiró de su cabello-¡Perdí el anillo, Robin! ¡Perdí el maldito anillo!

Steve se apartó de Robin y se fue al almacén dejando a la chica confundida en su sitio. ¿Anillo?

-¿A qué te refieres con "perdí", "anillo" y cuál anillo? - gritó desde donde estaba y escuchó a Steve gritar en respuesta.

-¡EL ANILLO QUE BILLY ME DIÓ!

Steve estaba tan nublado que se le pasó ese detalle. Robin no sabía que Steve tenía una relación con Billy-malnacido-Hargrove, como ella solía llamarlo. En realidad, nadie sabía. Solo ellos dos, su casa vacía, su habitación, la cantera y muchas otras partes del pueblo, excepto los habitantes del pueblo.

Por otro lado, ella sonrió. Lo sabía.

Sabía que tenía algo con alguien. Llegar siempre feliz al trabajo no era normal.

pero...¿BILLY?

-A ver, imbécil- entró al depósito - entiendo que Hargrove parezca un dios griego o algún tipo de motociclista rudo que pueda participar en una porno pero, ¡te rompió la cara y te dejó inconsciente!, y probablemente te hubiera matado si no hubiese sido por su hermanastra, así que no entiendo.

-No te preocupes en entenderlo, Robin, que ésta vez sí me matará - se tiró al suelo.

-¿Eres fetichista o algo?

-Mierda, Robin. Olvídalo. - para ése entonces Steve ya estaba llorando.

-Steve, estás demente. Pero no me toma por sorpresa.

-¿A qué te refieres?

-Bueno, ésa única vez que vino por Max y casi te desnuda con la mirada cuando te agachaste a recoger la cuchara que se te cayó cuando lo viste entrar. Creo que era muy obvio que algo estaba pasando. Me tomó una noche entera sin dormir tratando de resolver éste caso y me acabas de dar todo lo que necesitaba para cerrarlo.

Orgullosamente, sonrió y se tiró al lado de Steve, quién tenía la cabeza metida entre sus piernas.

-Luego te contaré, ahora mismo estoy pidiéndole a lo que sea que esté allá arriba que me lleve porque sino me mandaré yo sólo.

El día continuó y el feliz marinero que servía helados en Scoops Ahoy, estaba mentalmente ausente repasando todo lo que había hecho antes de, lo que él pensaba, el momento en el que había perdido la cadena con el anillo.

Agradecía que ni Dustin ni la pandilla se hayan acercado a la heladería hoy, no quería darle explicaciones a más nadie sobre lo que tenía, mejor dicho, no quería confesarles a todos que había perdido el anillo que su novio Billy Hargrove le había dado en su aniversario de novios. También agradecía que el rubio no iría a buscarlo hoy. Tenía que cubrir un turno nocturno en la piscina y llegaría alrededor de las once a casa. Así tendría tiempo de buscarlo y destrozaría la maldita casa si fuese necesario para encontrarlo.

-Sabes que si necesitas ayuda, podría ir contigo, no tengo nada mejor que hacer en casa que buscar el anillo de tu marido.

Robin golpeó el hombro de Steve.

El castaño la miró mal y la empujó.

-No es mi marido... aún. - a decir verdad, él mismo sentía su cara arder luego de ése comentario -Y no es necesario, no quiero que me veas llorar nuevamente mientras lo busco.

Robin rió y pasó su brazo por el hombro del castaño. -Aparecerá, o sino, creo que tengo algo adecuado para el funeral.

Por primera vez en el día, Steve sonrió y rió ligeramente.

-No, no creo que sea necesario. Enterrarme en el patio o a las afueras de Indiana y luego huir a California suena más al estilo de Billy.

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Holaaa 🧸

Espero les guste. Pronto subiré la segunda parte ♡︎.

un pequeño susto |𝐻𝑎𝑟𝑟𝑖𝑛𝑔𝑟𝑜𝑣𝑒|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora