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No hay nada más angustiante cuándo en la noche tienes sueño pero no puedes dormir. Tu mente vaga por ahí y por allá pensando y al mismo tiempo en nada, te calmas pero luego te empiezas a desesperar, tu mente maquina cosas que no pensarías normalmente o tal vez no con mucha frecuencia, o sólo es producto de la misma desesperación, das vueltas y vueltas en la cama, te arropas, te desarropas, comienzas a sudar, tienes una sensación incómoda en el pecho, quieres llorar, hasta que realmente lo haces, no puedes dejar de llorar, tu cabeza da vueltas, te sientes cansada, solo quieres dormir.

Hasta que decides levantarte con la excusa de tomar un vaso con agua, te sientas donde puedes, e intentas calmarte, luego simplemente estas ahí, sentada, con la vista irritada y seguramente con ojos llorosos, todavía tienes ganas de llorar y dormir, los párpados te pesan, sin embargo no puedes dormir y piensas en volver a la cama a intentarlo porque a lo mejor tienes cosas que hacer al día siguiente o no, pero igual te desespera, maldices porque es demasiado angustiante. Y seguramente mañana nadie lo notará, al menos por las ojeras que asomen tus ojos, pero nadie sabrá de la noche angustiante que pasaste... otra noche... de insomnio.

Azul y otros coloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora