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Narra Grecia Evans

Aleje a Max con mis brazos y soltó mi rostro. Recuerdos desagradables vinieron a mi cabeza, como ese hombre me besó y violó a la fuerza, todo contacto forzado o sin aviso me hacía sentir incómoda

Me entraron ganas de llorar pero me contuve y solo limpié mis labios con el dorso de mi mano

—no lo vuelvas a hacer —pedí en susurro

—Perdón yo...—intentó acercarse pero lo detuve

—No. Máximo, no vuelvas a besarme a la fuerza, por favor —me fui a la puerta y salí de ahí rápido

Ese beso forzado, NO, de esa manera ese hombre me beso, no quería ni lo deseaba pero me forzó

Entre en el ascensor y presione el botón

Me sentí aturdida pero luego me sentí triste y enojada. Con Fabián no sentí lo mismo, con él me sentí a gusto y para él solo fue un beso por qué esa mujer entró en esa oficina el día de hoy

Desde la violación, mi condición cardíaca empeoró.

Nací con un problema en el corazón, y luego de un año de vida me operaron, siendo una bebé, pero las emociones fuertes o los sustos pueden subir mi presión e incluso puedo llegar al infarto

Empecé a sudar y a inhalar repetidas veces, las puertas del ascensor se abrieron y ví a Fabián hablar con Mabel mientras ella negaba

Salí del ascensor y me apoye de la pared

—Fabián —susurré, sin embargo mis piernas fallaron

Fabián y Mabel me notaron y el primero corrió hacia a mí tan rápido que me sostuvo antes de que mi cabeza tocará el suelo

—Grecia —me cargó —Mabel, llama al médico ¡Ahora!

Entramos en la oficina y me posicionó sobre el sofá, no me soltó y acunó mi rostro entre sus manos, él con su mirada veía mi cuerpo

—¿Qué sucedió? ¿Que hacias en la azotea?...Grecia

Intente sentarme pero no pude, apunte mi bolso y Fabián lo noto

—el bolso —susurré —mis pastillas

El se alejo y lo tomó, rebuscó en el y sacó una tableta de pastillas, intente sentarme y lo logré a duras penas, me dió la pastilla y se acercó a buscar un vaso de agua cerca de su escritorio

—Señor Hoffman —entró Mabel —El doctor vendrá pronto

El asintió y se sentó a mi lado, tomó mi mano y recosté mi cabeza en su hombro para pasar el mareo

Tocaron de nuevo y Fabián dió el pasé. Entró el doctor

—Buenas tardes —se posó frente a mi —¿Que sucedió? —dijo abriendo su maletín

—Hola doctor. Ella es mi novia, tuvo un desmayo —explico y tomo mi cabeza para no dejarla caer

[...]

El doctor terminó de revisar, todo bajo la atenta mirada de Fabián

—Recomiendo que visites a tu doctor señorita Evans —recogió sus cosas. Se dirigió a Fabián y le dió la mano

—Adiós Doctor —se despidió

Suspiré

Fabián se sentó a mi lado
—¿Qué hacías en la azotea? —preguntó calmado

Lo mire a los ojos y los mismos sentimientos que sentí en el ascensor volvieron, mis ojos se volvieron a llenar de lágrimas y desvíe la mirada

—Grecia...¿Todo bien?




Narra Fabián Hoffman

—Grecia...¿Todo bien? —estaba llorando y no sabía la razón

Tampoco sabía que tomaba pastillas para el corazón y controlar su presión y ni siquiera sé si es grave

—Quiero irme —dijo intentando limpiar sus lágrimas

La tomé por los brazos y la obligué a mirarme

—Dime —ella me miró por un segundo y suspiró, la solté

—Esque... ¡Tu! —gritó

—¿Qué hice? — pregunté confundido

Ella se alejo e hizo su cabello hacia atrás, bufo un par de veces y la miraba esperando respuestas

—¡Máximo me beso a la fuerza y recordé que esa noche no me gustó para nada, pero contigo no fue así ¡Soy una imbecil! ¡Tú solo quieres jugar conmigo! —habló tan rápido. Se giró y nos vimos a los ojos

A mí mente solo vino una cosa: Máximo la besó, y a la fuerza

Salí de mi oficina y con pasos grandes fui a la oficina de Máximo, entre sin tocar la puerta pero no había nadie

—¡Maldito! —grité

Enfadado regrese a mi oficina, pero Grecia ya no estaba, ¡Maldición!, Salí de nuevo y ví a Mabel

—Mabel ¿A dónde fue Grecia? —pregunté firme

—No...no sé...señor, yo Ammm...salió, por el ascensor

Bufé y entre de nuevo en mi oficina, camine por esta ansioso por ver Máximo...pero me detuve al pisar algo. Me agache y tomé la tableta de pastillas, ví el nombre y suspiré

Grecia

Enojado regrese a mi trabajo... Pero recordé algo inusual en las palabras de Grecia

¿Esa noche?...

¿Conmigo fue diferente?...

¿Jugar con ella?...

[...]

Recogía mis cosas cuando oí la voz de Mabel sobresaltada, la puerta se abrió y entró la persona que nunca imaginé ver

—¿Qué haces aquí? —fue lo primero que dije

—Me enteré de lo sucedido con mi nuera, ¿Está bien? —preguntó el muy cínico

—¿A ti qué te importa? —me mantuve firme

El empezó a ver la oficina, y asentía con una leve sonrisa

—Felicidades, Hoffman —lo último lo dijo con asco —Tienes el puesto que debía ser mío...

—Te dedicas a otras cosas... Por eso no mereces este imperio que mi abuelo a construido solo —dije cortante

—Un imperio Campbell... apellido que tú no tienes —atacó

—Esto es mío porque mi abuelo así lo quiere, no tiene nada que ver contigo. Lárgate mejor, sigue con tu vida de matón que de ti no quiero nada

—Llevas mi sangre —dijo como si eso no fuera obvio —El día que tengas hijos, también tendrán mi sangre —lo último lo dijo con malicia

—Retiraré —pedí —Vete de mi oficina

—Únete a mi, quiero compartir mis negocios contigo —lo mire sorprendido

No era la primera vez que me decía esto. Siempre me hacía pensar que le tenía miedo a algo o alguien; o si no ¿Por qué tanta intensidades en que yo maneje sus negocios en el futuro?

—No quiero ser parte de tu mafia —dije con asco —Me tienes arto —escupí

—Si no eres tú —me apunto —Será tu hijo

—Pues cuándo tenga uno te lo regalo —dije con sarcasmo. Rodeé el escritorio y me enfrente a él —No seré nunca parte de tu maldita mafia, solo entras a mi vida para arruinarla. Así como hace 10 años —dije enojado

—Esa vez, volviste a mi, algún día lo volverás a hacer —dijo —Hoy ví a mi linda linda nuera

Apreté mis manos en puños e iba a reprochar sin embargo no me dejó

—Cuida de ella, es una pieza clave

Una Vida a tu Lado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora