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TaeHyung respiró pesadamente luego de lavar su rostro. Sus pantalones se habían roto y dejaban ver las heridas abiertas en su piel, las cuales dolían y ardían. Terminó de secarse con prisa para volver a subir, si demoraba más de la cuenta la señora Ciar solía enojarse en demasía y siempre terminaba mal para él.

No se quejaba, sin embargo. Siempre había sido demasiado torpe.

Una voz gimió en su interior, lo sintió lloriquear y rasgar. Se sentía devastado, solitario... casi abandonado, y él no entendía que estaba sucediendo. ¿Por qué se sentía así?

Subió las escaleras temblando, sosteniéndose de la baranda y antes de ingresar al salón, intentó calmarse un poco, trató de verse normal.

―Disculpe señorita Ciar. ―Llamó la atención de su ama, quien se apresuró a caminar hacia él. ―He colocado sus flores en un jarrón con agua en su habitación. ―Informó cohibido de la mirada del alfa que lo observaba desde el sillón

―Por la diosa Luna, TaeHyung. ―Naïad hizo caso omiso de sus palabras y se agachó levemente al notar las rodillas de su sirviente. ―Tienes que ir a curar esas heridas por favor. ―Indicó con la voz suave, notaba a TaeHyung ansioso.

―Es-estoy bien, señorita Ciar. ―Retrocedió un paso al notar que el alfa también se ponía de pie. ―¿Desea que le ayude en algo más?

Naïad negó con la cabeza en desaprobación, volviéndose a parar correctamente, se cruzó de brazos. ―Debes ir a sanar esas heridas y descansar un poco ¿de acuerdo? ―TaeHyung negó levemente con la cabeza mordiéndose el labio, y antes que pudiese decir algo más, Naïad agregó. ―Es una orden, TaeHyung. Ve.

―La señora Ciar-

―Yo lidiaré con mi madre, pero tú no podrás servirme si no estás bien. ―Sonrío suavemente antes de apresurarlo. ―Anda, ahora. Y no te saltes tus comidas por favor.

TaeHyung asintió sin decir alguna palabra más. Con una venía profunda hacia la pareja, salió del salón para ir directo a su habitación.

―Debes enviar al médico para que lo revise. ―Escuchó hablar al alfa cuando cruzó el arco del pasillo. No se había alejado del todo cuando escuchó la risita de su ama.

―Es un omega de campo. Ellos se recuperan solos, Evan. ―Dijo ella, luego agregó algo más, pero bajó tanto el tono de su voz la voz, que TaeHyung fue incapaz de seguir escuchando.

Al llegar a su habitación se desvistió y limpió sus heridas con un pedazo de trapo húmedo, le dolía, pero no era algo de lo que preocuparse. Se tendió sobre su cama y se quedó dormido casi de inmediato, aún sintiendo esa angustia dentro de su pecho, sin saber por qué lo sentía.

Naïad entró a su habitación cuando el sol se había escondido, llevaba un tazón de madera con caldo caliente y un pedazo de pan en una mano, en la otra una pequeña vela prendida.

La omega no tocó la puerta, nunca lo hacía y TaeHyung se había acostumbrado a ello, aunque aún sentía vergüenza cuando ella lo encontraba desnudo.

―Creí haberte dicho que no te saltaras tus comidas. ―Regañó sentándose al filo de la cama del omega dejando con cuidado la vela a un costado. ―Ya es muy tarde y tuve que preguntar a los sirvientes si te habías acercado a las cocinas a comer algo, todas me dijeron que no.

―Yo... yo me quedé dormido, señorita Naïad. ―Se disculpó intentando cubrirse con las colchas. ―Lo siento.

Naïad suspiró y dejó el plato sobre la mesita de TaeHyung, mientras se sentaba sobre las almohadas. ―Te traje algo de comida y una pastilla. ―Anunció hurgando entre su vestimenta, en cuanto lo encontró, lo dejó a un lado del plato de madera.

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⏰ Última actualización: Oct 01, 2022 ⏰

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El lamento del Crisantemo ❀ KookTae | En pausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora