Prólogo

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Muchas veces me he preguntado en qué momento dejamos de ser niños, en qué momento dejamos de creer en los "Y vivieron felices por siempre", en qué momento se desvaneció en nuestras manos aquella inocencia que embellecía nuestra edad, aquella que era el fruto de una infancia alegre, o relativamente alegre.

Alguien que aprecio mucho me dijo hace algunos años que cuando crecemos, nuestra mente se convierte en víctima del pecado: la envidia, el odio, la lujuria. Seres de otro mundo capaces de absorber nuestra existencia y quebrantar nuestra alma en miles de fragmentos. Decía que en cada uno de esos fragmentos vivía un recuerdo sentenciado por toda la eternidad a permanecer en silencio y atormentar a su dueño con el fin de que este jamás lo olvidara. Pero no por odio; sino por miedo. cuenta una leyenda muy antigua nuestras memorias poseen vida propia, y que cuando olvidamos un recuerdo este muere, y con el una parte de nosotros.

Con el paso del tiempo yo también comencé a creer en esta teoría. Comencé a creer que todo ese tormento no era obra de una conciencia sucia, sino de un recuerdo con miedo a morir. Y fue entonces cuando intenté buscar una solución. Busqué en decenas de libros de Psicología y pedí concejos a personas con una inteligencia formidable. Pero fue en vano, muchos se burlaban de mis teorías y otros me llamaban loco. Sin embargo seguí mi búsqueda sin titubear ni un segundo hasta que un día lo descubrí. Los recuerdos, al igual que los demonios internos, no deben ser combatidos, sino aceptados. Es inútil luchar contra ellos, en cambio la mejor opción es aceptar que existen y que ellos forman parte de nosotros como nosotros formamos parte de ellos.

Luego de comprender este secreto decidí crear ese libro con el objetivo de ayudar a otras personas a contar sus recuerdos difíciles. Un libro escrito para almas rotas, uno con recuerdos reales de personas reales, uno, querido lector, capaz de ayudarte a aceptar tus demonios, como las tantas personas que encontrarás a tu paso por el los aceptaron en su momento.

P. D. Todo los nombres han sido modificados para proteger la identidad de las personas.

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