Apreté los ojos al oír la alarma junto a mi cabeza y estiré el brazo para apagarla. Tanteé en la mesa junto a la cama hasta tocar el aparato y presioné el botón del medio sin pensar, gruñendo y volteándome bajo las frazadas para seguir durmiendo justo cuando caí en cuenta de que yo no tenía un despertador junto a la cama.
Abrí los ojos girando la cabeza y me encontré en una habitación que no era la mía. Me estiré hacia el mueble junto a la cama, no era una mesa sino una cajonera que jamás había visto en mi vida. Pero allí estaba mi celular, conectado a un cable que desaparecía detrás del mueble y con la pantalla partida en negro.
-Mierda...-magullé tomándolo para revisar el vidrio quebrado por la mitad. Todavía no había terminado de pagarlo y ya lo había roto, maldita sea. Presioné el botón de encendido y lo sentí vibrar antes de oír la puerta de la habitación abrirse.
Alcé la mirada con miedo y observé como un hombre entraba con torpeza, haciendo malabares con algo en sus manos hasta percatarse de mí.
Me sonrió.
-Hola.
-Eh... hola. -El rostro se me puso caliente al verlo, era lindo, demasiado lindo, y cuando se acomodó el mechón de cabello rubio encima de la cabeza apenas pude apartar la mirada.
-Traje el desayuno. -Su voz era dulce y suave, como la música de fondo en un vals de bodas.
-Gracias pero debo irme. -Me senté en la cama apartando las frazadas de encima y saqué los pies de la cama. No quise mirarlo por la vergüenza de no saber quién era, cómo había llegado su habitación o qué demonios pasó la noche anterior, pero no pude evitar pasar la mirada sobre él cuando se volteó para dejar dos tazas sobre una mesa junto a la puerta. Solté una mueca y me giré cuando él lo hizo-. ¿Sabes dónde deje mis cosas?
-Aquí-dijo señalando algo antes de cruzar la habitación hacia una pared que deslizo para revelar un armario. Se inclinó y al enderezarse vi mi bolso en sus enormes manos-. Lo traje por la noche.
Lo dejó sobre la cama a mi alcancé y se apartó ignorando que mi rostro debía ser un poema de confusión y perplejidad.
-Gracias-balbuceé y el celular volvió a vibrar en mis manos, llamando mi atención a la pantalla encendida y los quince mensajes que Maura me había enviado a altas horas de la noche. Intenté recordar algo pero mi mente estaba en blanco y lo último que tenía en mente era el mensaje de Neal. Miré de nuevo al tipo revisando algo en su celular y me aclaré la garganta-. Yo... No sé cómo decirlo pero no recuerdo nada de anoche, supongo que tomé más de la cuenta y... ¿Puedes contarme qué sucedió? ¿Es decir, nosotros...?
Él alzó una ceja y juraría haber visto algo parecido a una sonrisa que no llegó a más cuando respondió:
-No.
Asentí más tranquilo y bajé la mirada hacia el celular aún vibrando con nuevas notificaciones y la batería llena antes de percatarme de que la tela de mi remera no era del mismo color que la tela de la camisa que llevaba la noche anterior.
Volví a mirarlo.
-Está no es mi ropa-señalé y él asintió caminando hacia la mesa y tomando una de las tazas.
-Es mía-respondió encogiendo los hombros-, ayer te volqué cerveza encima y te di algo de mi ropa para lavar la tuya. Estará lista en una hora.
-¿Entonces nosotros no..?
Negó.
-No iba a aprovecharme de ti estando ebrio, además apenas podías mantenerte en pie.
Qué vergüenza.
-Okey, gracias supongo. -Salté de la cama hacia la alfombra suave y mullida e hice todo lo posible por disimular el dolor de cabeza y los mareos que querían que vomite. Me estiré hacia mi bolso ignorando que él bebía en un silencio demasiado incómodo y lo abracé contra mi pecho-. Debo irme.
-Claro.
Guardé el celular, tomé mis zapatos junto a la cama y al enderezarme hice lo posible por no caer de vuelta a las frazadas. Lo observé beber de tu taza en silencio y me sentí un poco mal por tratarlo así de seco, él entró con una sonrisa y se tomó el trabajo de traerme el desayuno, pero recordar el mensaje de Neal me hacia retroceder. No necesitaba meterme con alguien luego de que rompieran conmigo, menos cuando apenas habían pasado doce horas.
Solté otra mueca avergonzada, respiré profundo y caminé hacia la puerta, deteniéndome a su lado con algo de tensión.
-Entonces... adiós. -Estiré la mano porqué no sabía qué más hacer y él la miró un momento, de nuevo con la ceja alzada, antes de volver a medio sonreír, dejar la taza a un lado y estrecharla.
-Adiós.
Se apartó e hice lo mismo tomando el picaporte con nerviosismo. Abrí la puerta, asomé la cabeza hacia un pasillo alargado con varias puertas a ambos lados. Hacía frío, un viento helado corría entró a la habitación aclimatada y me estremecí volviendo a sacar encender el celular.
-¿Podrías esperar aquí el Uber?-Pregunté en voz alta, abriendo la app-. No tengo abrigo y...
-Te llevo-cortó y alcé la cabeza hacia su mirada extraña e indescifrable.
Retrocedí dentro de la habitación y cerré la puerta para que las piernas dejen de temblarme por el frío.
-No es necesario, solo...
Encogió los hombros.
-No me molesta, de todas formas ya debo irme y puedes terminar de vestirte.
No quise insistir ni bajar la mirada hacia mi aspecto. Chasqueé la lengua y asentí, abrazando con más fuerza el bolso y los zapatos. Le pregunté dónde estaba el baño y me dirigí hacia la puerta junto a la cama, oriné, lavé mi rostro, me peine tanto como pude y terminé de ponerme unos pantalones caqui que no eran míos y me ajustaban en la entre pierna y los zapatos. Me observé en el espejo, daba asco pero eso era tan habitual que lo pase por alto. Suspiré y salí tan avergonzado como incómodo.
-Deje un abrigo sobre la cama-señaló cuando le indiqué que estaba listo.
Miré el abrigo oscuro con afelpado dentro y solté una mueca.
-Lo devolveré-dije tomándolo y pasando los brazos por ambas mangas.
Él esperó que termine, tomó una llaves de la mesa junto a la puerta y me indicó seguirlo por pasillo, hacia un tramo corto de escaleras que conducían a un estacionamiento dentro del edificio. Lo seguí hasta una motocicleta negra y brillante e intente aparentar tranquilidad mientras me tendía un casco, me lo colocaba y me acomodaba detrás, ignorando que él encendía el vehículo y se cubría la cabeza con un casco similar.
ESTÁS LEYENDO
Mi video con Maverick
ContoLa noche que Noah planea una cita romántica recibe una mensaje. Su novio acaba de dejarlo. No le atiende las llamadas, no responde los mensajes y, como si fuera poco, lo planto en un bar, lo que lo lleva a beber hasta perder el conocimiento. A la ma...