Capítulo extra

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Cuando llegó a la cita; en el lugar no había más que unas tiendas de ropa muggle.
Harry se preguntó si en esa zona habría alguna entrada mágica que él mismo debería activar o algún indicio de un traslador que lo llevaría dónde Draco estaría esperando tan apolíneo y dionisíaco como solo ese hombre podía ser.

Resultó que no... conjuró sin varita un hechizo rastreador que pocas personas conocían. Si Draco lo estuviera viendo, pensaría que él –Potter– era un ostentoso y presumido que siempre buscaba vanagloriarse por su condición de elegido; pero Merlin sabe que lo hizo por desesperación más que por alardear de su poder mágico.

De acuerdo, solo lo intentaría porque nunca había llegado tan lejos con Draco. Era comprensible.

El hechizo, tan efectivo como las tantas veces que lo ejecutó en otras circunstancias, le reflejaba que en ese punto, no había residuos de magia alguna.

Pánico. Nunca lo habían plantado.

Estaría llegando al filo de la necedad si lo intentaba una vez más, pero Harry quería concebir las esperanzas. Entonces lo hizo nuevamente; appare vestigium.
Esta vez tuvo un poco más de cuidado, había olvidado dónde estaba cuando un grupo de personas le pasó por delante.

El halo dorado, magnífico y asertivo, arrojó los mismos resultados que la vez anterior, nadie mágico había estado ahí.

Harry rió de nervios. Definitivamente Draco lo estaba dejando plantado y ahora se sentía el hombre más ridículo de todos.
Se inclinó y apoyó los codos en sus rodillas, buscó la nota de su bolsillo, aquella que recibió dos días atrás y la releyó por vigésima quinta vez.

Era su cumpleaños.

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Dos días antes.


La escena no podría haber sido más teatral, Harry llegaba agotado de una investigación cuando un remolino de origamis entró en su oficina. La tromba de papel hizo una feroz danza alrededor del elegido –que estuvo a punto de sacar su varita– hasta que se detuvo y abrió paso a un cisne de color púrpura que delicadamente se posó en el hombro de Harry.

La tomó y abrió, un Deja Vu devoró en sus recuerdos, pero sería imposible que volviera a suceder. Pero Harry se equivocaba, porque aquella nota sería enviada por la misma persona que en su tercer curso en Hogwarts le hiciera llegar el hechizo Paper bird charm aunque este era muy distinto.

"Harry Potter, oficina de aurores.

Está usted cordialmente invitado a una cena, el día 31de julio del corriente año, a las 20 hs en el The Cat's Back
WANDSWORTH LONDON.
Dirección: 76-78 Point Pleasant.
Atte: Draco Lucius Malfoy"

Aún para ser una invitación enviada por Draco, sonaba demasiado formal. Pero Harry en su éxtasis de alegría, jamás desconfío; incluso se había tomado el trabajo de "mugglear" –como le enseñó Hermione en su computadora– el lugar y en definitiva, si existía, incluso tenían habitaciones para pasar la noche y una de ellas tenía el nombre de: LA GUARIDA DEL LEÓN [1].

Los ojos de Harry brillaban mientras miraba la habitación por la pantalla, el espacio se veía realmente increíble y sutilmente elegante, una marca muy Malfoy. Había empezado a recrear varios escenarios mientras miraba las fotos del restaurante, todos comenzaban con una cena y ellos dos mirándose como bobos; sonriendo avergonzados, para luego pasar al capítulo smutt en esa habitación.

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