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Se convierte en casi una tortura, realmente. Durante navidad y año nuevo, Louis apenas tiene tiempo para hablar con Harry o aparecer por la cafetería. Apenas tan siquiera lo ve.

Es como si todo se hubiera puesto en su contra de repente.

El trabajo lo tiene demasiado agotado y ocupado como para hacer nada, pero constante piensa en el rizado. Piensa en que estaría haciendo en aquel momento, en sí quizás está pensando en él, en sí los besos que compartieron semanas atrás se reproducen en su cabeza una y otra vez...

En si en cada pequeño momento del día, piensa en él de la misma forma en la que Louis lo hace.

Y cuando finalmente consigue salir del trabajo un poco más pronto de lo habitual, Louis siente que puede gritar de alegría.

Sonríe mientras camina hasta la cafetería, sus manos en los bolsillos de su chaqueta y su corazón latiendo alegremente en su pecho porque finalmente iba a verlo, finalmente iba a disfrutar de su sonrisa hoyuelada y ojos verdes.

Realmente no había sido mucho tiempo, pero para Louis se había sentido como una eternidad.

Y mentiría si dijera que no lo extrañaba.

Así que sonríe ampliamente cuando entra en la cafetería y sus ojos se clavan en el rizado, quien se encuentra atendiendo a un chico rubio.

El olor a café y el aire cálido del local le hace sentir tan reconfortado, y malditamente lo había extrañado.

Pero cualquier rastro de sonrisa desaparece en cuanto se acerca hasta la barra.

—¿Y puedo tener tu número? -El desconocido frente a él dice, haciendo que Louis frunza el ceño.-

—¿Quieres mi número? -Harry pregunta con una sonrisa divertida-

El rubio suelta una pequeña risa y asiente.

—Claro ¿Quien no lo quería? Posiblemente seas el chico más bonito de Nueva York.

Las palabras son como cuchillos clavándose en Louis, son como gasolina en mitad de un incendio. El castaño tiene que apretar la mandíbula con molestia y retener las inmensas ganas de acercarse y decirle que se puede ir a la mierda, que el chico bonito era suyo.

Pero se contiene, porque realmente no lo era. Al menos no todavía.

Así que todo lo que hace es contener el aire y esperar a que Harry se niegue, a que rechace amablemente a aquel idiota y poder finalmente acercarse y hablar, para decirle lo muchísimo que lo había extrañado en aquellas casi dos semanas.

—Claro, supongo que podría dártelo.

Louis no puede evitar fruncir el ceño, y al principio está seguro de que ha debido de escuchar mal, de que es imposible que Harry haya aceptado.

Pero lo había hecho, porque se encontraba escribiendo los dígitos en un pequeño trozo de papel para seguidamente entregárselo con aquella sonrisa que Louis tanto adoraba causar.

Louis ni siquiera tenía el número de Harry y lo conocía desde hacía más de un mes.

—Gracias Harry, te hablaré.

—Estaré esperándolo. -Harry sonríe, y los hoyuelos son como dos espinas de una rosa clavándose en el corazón de Louis-

Supone que así de sencillo era hacer lo que él no había tenido el valor de hacer. Así de rápido alguien mejor que él puede aparecer para quitarle un lugar que ni tan siquiera le pertenecía.

Cuando el chico por fin se marcha, Louis tarda unos cortos segundos en reaccionar, en hacer que sus piernas funcionen y se muevan.

—Louis -Harry casi parece sorprendido al verlo-

sweet and sour, heart devoured - l.s Donde viven las historias. Descúbrelo ahora