Takeomi Akashi se ve obligado a permanecer encerrado con una completa desconocida para evitar que sus ex colegas de pandilla lo asesinen.
Personajes de: Ken Wakui y algunos de mi autoría.
Ilustraciones del manga Tokyo Revengers y de artistas de los...
Espero disfruten la lectura y comenten con confianza ☺
Su mirada estaba mucho más allá de alguna realidad, el cigarrillo que tenía en la mano parecía que se acabaría sin ser fumado, suerte de su trago que descansaba en el mesón de la barra, pues el alcohol se evapora lentamente, como los recuerdos más lindos de ilusiones que terminan de golpe.
Dicen que uno puede llamar a las personas usando solo el poder de la mirada, pero los ojos cafés de la muchacha que estaba en el otro extremo de la barra parecían no tener efecto alguno en los sentidos de aquel hombre, que no se daba cuenta ni siquiera de que el fuego de su vicio casi le quemaba los dedos. Como un juego de inercia esos ojos cafés se posaron en la mano grande y tosca del que fumaba, mientras que en su mente ella repetía «Te vas a quemar... te vas a quemar... te vas a quemar...» Como si sus pensamientos lo hubiesen obligado, él levantó la mano y fumó por última vez. Retuvo el humo, levantó la cabeza pensativo y lo soltó, como si así se deshiciera de algún pesar. Luego apagó la colilla en el cenicero y agarró su trago para darle un sorbo, recordándole el güisqui que siempre hay algo más fuerte y amargo en la vida, tragó y volteó la cabeza a su derecha, fijando su vista directamente en esos ojos cafés que lo acechaban, provocando que éstos miraran abajo, con nerviosismo.
Antes de que la joven volviera a dirigirle la mirada, el hombre llamó al barman, quien terminó de atender a otro cliente y se le acercó, como siempre con muy buena disposición.
—La chica que está ahí ¿Quién es? —El barman, por experiencia, miró disimuladamente a la joven y al volver al hombre, sonrió.
—Siento no poder ayudarte esta vez, amigo, es la primera vez que la veo acá. —El suspiro que dio el consultante parecía devolverlo a la realidad, sacó otro cigarro de su bolsillo y lo encendió mientras desviaba la mirada, chocando con la de la muchacha, pero ella pareció no soportar la expresión ruda del hombre.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Era algo que generalmente le pasaba con la mayoría de la gente que no sabía mucho sobre él, pero de alguna forma le agradaba con algunas personas, en este caso, con ella. La mayoría de las veces que se percataba de que alguna mujer lo observaba, la respuesta a su propia mirada era una especie de seducción a distancia y resultaban ser mujeres dispuestas a cualquier cosa por obtener de él algo más que amistad, amor o sexo, generalmente, en el fondo, buscaban su dinero.
