Pequeña

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Me ahogaba en mis pensamientos mientras lloraba en silencio. Mi alma hecha pedazos decidió no sentir más porque le pesaba todo el cuerpo y no era un día para llorar. De pronto apareció un viento fugaz me susurro "todo estará bien ya veras". Pasaron las horas como cualquier día y no era eso lo que esperaba, nunca creí que  al llegar la noche las estrellas iluminaron mi camino de nuevo...

Me cruzaron con una próxima aventura que decidí esa noche no subirme a navegar en ese mar de dudas que sabía que algún día dolería, o eso creía en ese momento mientras me dejaba llevar por una noche serena de verano. Me sentí tan diminuta como si lo que me estuviera pasando no fuera real, estaba tan acostumbrada a no sentir nada que no tenía ganas de volver a caer en el mismo túnel de intrigas porque desde el primer momento supe que algún día dolería sentir. 

Y si  le tengo miedo a sentir otra vez, al no saber cuando es el límite de mi energía...

¿Cuando es suficiente demostrar? 

 Porque ya perdí la cuenta de las veces que lo pensé. Cuantas veces lo di todo para no tener nada y juro no esperaba más de lo que daba pero siempre termino sola con un mar de lagrimas cayendo en mi rostro, escuchando excusas sobre cómo las personas alrededor no sabían demostrarme su afecto porque su personalidad no los dejaba. Daba todo mi afecto mi atención y después de todo me di  cuenta un  poco tarde que nunca iba a ser suficiente para las personas equivocadas. Con todo el dolor de mi mundo atorado en mi corazón con los pies en la tierra me prepare para vivir, deje de lado todo lo que no me ayudaba a crecer me solté de los brazos que me entrelazaron por mucho tiempo como si ese fuera mi lugar seguro del que muchas veces pensé que no me soltaría. Hasta que un día llegó me vi y me sentí acorralada en mi propio lugar, no existía mi paz mi pensamientos se centraban en ese dolor que me hacían vivir. No tenía donde escapar de mi realidad pensé que estaba sola en un mundo donde no había espacio para mi, allí nunca iba a ser feliz.

Con mi pequeño gran corazón, entre mis manos todo mi dolor  llore una y otra vez con sus palabras tocando mi alma para hacerla recapacitar de todo aquello que lo hacía allí lamentando sentir. 

Querida pequeña yo:

 Nunca mereciste todo el vació que te hicieron sentir, hacerte creer que nadie te lo pidió mientras te reclamaban más de lo que dabas fue una tortura a tu mente cuando sabían  que ya no podías más...

Querida mía ojalá mi versión actual curara tu alma en tus recuerdos, se que nunca lo olvidaras mantendrás tan vivo ese dolor cada que observes a esos que te lo hicieron sentir. Te costará mil veranos más entender que hiciste mal. Porque nunca encontraras  razones reales de porque ellos no tienen razón al menospreciarte así, te hicieron creer que eras la culpable tanto como para nunca querer acercarte otra vez con miedo a ser la culpable otra vez.

Solsticio de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora