El jueves doce de octubre del año 2045 había comenzado como cualquier otro día; con los gritos de Emma despertando a todos para ir a desayunar.
Tuve que, somnoliento, levantarme y alistarme, tan rápido como mi cuerpo dormido me lo permitió, solo para no tener que ayudar a los más pequeños.
Mi uniforme estaba acomodado, mis dientes estaban limpios y mis zapatillas estaban puestas. No vi ningún motivo para quedarme a soportar los gritos mañaneros de los niños y Emma, por lo que intente escabullirme hasta la biblioteca.
Pero de repente terminé en el suelo.
—Ata tus cordones, Dan.
Desde el suelo vi la sonrisa de superioridad de Ray, de inmediato lo ignore para apoyar mi frente en el suelo.
No se ni me gusta atar mis cordones, y lo sabe.
—Tienes once Dan, tienes que ayudarnos a poner la mesa —Comentó Norman, sin inmutarse cuando Ray me tomo del cuello de mi camisa blanca para arrastrarme a que los ayude.
Rogué porque la tierra me tragara. Bastante tengo con los gritos mañaneros de todos como para que se sumen las burlas de Ray.
Pero Ray siempre se burla de mí de todas formas.
No me quedo otra más que acompañarlos de mala gana. Estábamos llevando la comida en el carrito y la bebida cuando Emma bajo con los más pequeños. Phill jalaba su mejilla, logrando que Emma hablara gracioso.
—¡Fuefos fías, Ray, Dorman, Dafiel!
—Buenos días, Emma.
—¡Fuefos fías, Emma!
—Tienes mucha energía para no haber desayunado aún.
—¿Cuantos años tienes, cinco?
—¡Once, igual que ustedes tres! —Me adelante a repartir los vasos, Norman me siguió unos paso más atrás. Emma —¡Y yo soy la mayor! —ella no se cansa de gritar, incluso si es temprano en la mañana.
Con Norman y Ray nos fuimos dividiendo las mesas, terminando bastante rápido de distribuir la comida, y finalmente, después de aproximadamente diez minutos, todos estábamos sentados a punto de comer.
—Buenos días, mis queridos niños. Agradezcamos que vivimos felizmente los 38 hermanos otro día más —Isabela y todos los niños juntaron sus manos, agradeciendo por los alimentos —. Buen provecho.
—Buen provecho.
Jueves doce de octubre, todo parecía normal.
—Age, eleven. Type One. Respondan las preguntas en 10 segundos. Pueden empezar.
Exámenes diarios, normal. Encontrar patrones, números, preguntas capciosas, escanear las respuestas correctas. Rutinario, sencillo.
Luego de quince minutos, muchos se estaban lamentando de que habían fallado alguna respuesta, lo cual tenia sentido debido al nivel de complejidad que tenían los exámenes.
—Les devolveré los resultados. Norman Ray, Emma, volvieron a conseguir la puntuación maxima —Los niños comenzaron a alagar los conocimientos del trio, lo cual aparentemente estaba molestando a Don. Hasta que el moreno exploto, se levanto de su asiento y grito;
—¡Norman, te reto a jugar al tocado¹!
—Que molesto... —nadie me escucho, estaban muy atentos viendo como Norman acepto su reto.
Los niños del orfanato ya estaban corriendo, aprovechando la ventaja inicial obligatoria que se da en el tocado. Ray se encargo de avisarle al albino cuando debía correr, y una vez se fue volví a concentrar mi mirada en el libro de fauna marina y terrestre.