Esa niña.

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Por los años 1900's nació una bebé de rostro redondo, cuyas mejillas eran coloridas cómo un atardecer, y su piel clara cómo la luz al amanecer. Y se llamó Clara.

La señora Bow era una mujer desquiciante. No era su culpa. El alcohol y las drogas habían dañado su cabeza, pues su padre le había dado de probar muy temprano cosas inadecuadas para cualquier persona vulnerable cómo lo es una niña. Era una tradición, desde hacía años, la familia de esa señora había sido complicada. Lamentablemente esta pobre mujer se dedicaba a venderse, salía a acompañar a hombres adinerados a fiestas en búsqueda de recompensa. Curiosamente se casó con un hombre pobre.

El señor Bow no era precisamente pobre. Al menos no de cuna. Era rico, pero al haber tenido un amorío con esta desquiciante mujer fue desheredado de su fortuna, y se vio obligado a contraer matrimonio cuándo la mujer estaba encinta de su hija.

Ambos señores odiaban a Clara. La culpaban de haber arruinado sus vidas. Peleaban mucho. Cada vez que había ocasión, maldecían el dia en que nació Clara Bow.

Clara, una niña hermosa, iba al colegio por su cuenta. Caminaba para llegar a clase temprano, o más bien para huir pronto del infierno en que vivía. Aunque lamentablemente, en la escuela se burlaban de ella. Clara Gordon Bow vestía harapos. Su belleza era innegable, pero su situación económica y familiar la convertían en el blanco de los acosos y el rechazo.

Era una mañana fresca. Clara caminaba cabizbaja. Llevaba una manzana en su mano.

- Es para la maestra...es para la maestra - se repetía a sí misma.

No aguantó más y se la comió. Sin darse cuenta ya se encontraba frente su escuela.

- Bueno...el mal ya está hecho.

Clara se comió la manzana. Era su desayuno, pues en casa no le habían dado ni un pedazo de pan. Solo una manzana para la maestra. Llevarse algo a la boca era un alivio. Pero a la vez no lo era. Tiró las semillas de la fruta en una cesta y caminó hacia el salón.

- Pobre maestra. Me he comido su manzana. ¿¡Qué hice?!

Entró a clase. Allí estaba la maestra.

- Llegas tarde.

- Lo siento. No volverá a ocurrir.

- Anda. Siéntate.

Clara se fue a su puesto.

- Que sea la última vez que llegues tarde. No todo el mundo te va a abrir puertas solo por ser bonita. Al menos yo no. Para que aprendas a no ser tan creída.

Clara bajó la cabeza y no dijo nada. Las niñas murmuraban. Se reían de ella.

- El otro día escuché a Jason decir que le gustaba Clara.- Comentó Carmen.

-¿Jason? Creí que estaba enamorado de mí. A Jason solo le gustan las niñas bobas. - Respondió Violett.

- A Jason le gustan todas. Lo más gracioso fue el comentario de Albert, de la semana pasada. Dijo que Clara se hacía la difícil. Que es una creída. Pero que seguramente aceptaría quedarse con un tipo cualquiera.

Clara enfureció.

- ¡Eso no es verdad, niñas tontas!

La profesora la escuchó y golpeó la regla contra la mesa con una fuerza tan grande, que asustaría hasta al más temerario león. Entonces lanzó una mirada llena de enojo a Clara.

- Clara Gordon Bow. Venga para acá y reciba su castigo. No se habla en clase.

Clara se levantó de su silla. Caminó hacia el frente. Llegó a pararse firme mirando a la profesora a la cara y mostrando sus manos para que le pegara con la regla. Pero entonces... Algo detuvo a la profesora. La mirada de Clara conmovía, pero no a sus maestros. Y esta vez tampoco lo haría. Pero es que cuando la maestra miró los brazos y muñecas de su alumna, se le hizo un nudo en la garganta. La niña estaba llena de llagas, cortes, raspones, quemaduras de cigarros... La mujer se quebró por dentro. Miró a Clara y contuvo sus lágrimas.

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⏰ Última actualización: Oct 06, 2022 ⏰

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The it Girl - Isabel Bazó [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora