Always You - Larry Stylinson

Uno

-"¡Pero Louis! ¡Es hora de divertirse!"

Harry suena como un niño pequeño que pide un juguete nuevo.

-"Harry, son las cinco de la mañana, a esta hora la gente está en el octavo sueño, es hora de ir a dormir, vámonos" responde Louis indignado, sacándose tres pedazos de papel de cincuenta dólares de su billetera, le paga al camarero y se despide de los demás compañeros de la compañía, asegurando que puede hacerle frente a un Styles embriagado. Está acostumbrado, pero no lo diría frente a todo. No es que Harry abusara del alcohol seguido, no, pero de vez en cuando sucedía, porque Harry, como todo adulto de su edad, quiere divertirse y salir a tomar de vez en cuando.

-"Louis" Harry llama a su amigo, quien sólo escribe algo en su celular, después Louis pone su cabeza y celular en el mostrador y Harry le da unas palmaditas en el hombro.

-"¿Si, Harry?" Louis vuelve hacia él.

Harry está mirando de arriba hacia abajo y de nuevo hacia arriba, de repente se pone seriamente y dice:

-"Louis, me voy a casar".

Hubo una pequeña pausa dramática y algo incómoda.

Louis sonríe.

- "Por supuesto que te vas a casar. En algún momento de tu vida lo harás, faltan unos años, años y meses, quizás, y te casas"

Harry se retuerce de nuevo, pero no le responde, sino que sucumbe en silencio y se desliza fuera de la silla de la barra.
Balanceándose y frunciendo el ceño.
Louis suspira y se levanta también de su asiento, caminando hacía Harry, lo toma a través de su torso, tomando el brazo de Harry y colocándolo sobre su hombro. Caminan lentamente hacia la salida, y Louis se sorprende, pensando en que es muy agradable presionar la cálida cintura de Harry para sí mismo. Sus mejillas se ponen ligeramente rojas, y está bastante contento de que Harry no esté en las condiciones de prestarle atención.

Harry abraza torpemente un árbol mientras Louis busca un taxi desde su celular. No se está sosteniendo bien, pareciera que está a punto de quedarse dormido y caerse de cara en la banqueta de la calle, como hace un par de semanas, Louis simplemente se había reído de él y después de que se le hubiera pasado el ataque de risa, le ayudó a levantarse;

Louis mentalmente se maldice a sí mismo por dejarlo que se pusiera así de borracho. Pero para su suerte, una luz roja de la carretera se va directamente hacia ellos a través del crepúsculo de la noche, y Louis hace una señal para que lograr que el conductor del auto reduzca la velocidad, cuando el auto está detenido enfrente de ellos, el conductor le dice a Louis que si necesita algo ayuda para subir, éste sólo niega amablemente y arrastra a Harry adentro del auto (parece ser más pesado, por unos buenos ciento cincuenta dólares) y luego se sube él. Harry inmediatamente pone su cabeza sobre el hombro de Louis y finalmente se duerme. Louis le da al taxista la dirección y el taxista solo asiente cortésmente. Louis mueve su hombro libremente para tratar de acomodarse y aprieta los labios en una fina línea: ya sabe que un viaje de los afueras de Londres a los suburbios no es un evento barato, pero esperar el tren de la mañana no es una opción.

Fuera de las ventanas, un Londres dormido pasa frente a sus ojos, Harry olfatea su hombro, y Louis recuerda involuntariamente cómo durmió descaradamente sobre él todo el vuelo de Doncaster a Londres, y con una sonrisa amarga piensa que a pesar de la espalda mortalmente hinchada que posiblemente tendría, volaría tan pronto como le fuera posible hacía Nueva York.

El centro con letreros y luces de neón se queda atrás, y el camino monótono pone a Louis a dormir. Cae en un sueño fangoso, y cuando se despierta de la sacudida de un frenon que hizo el taxi, su cabeza es insanamente pesada. Le paga al taxista con un suspiro, empuja a Harry y, haciendo caso a su amigo, murmullo algo descontento, lo llevará a casa.
Las llaves se encuentran en el bolsillo de su chaqueta, y Louis juguetea con una cerradura desconocida. Harry no lo ayuda de ninguna manera, al contrario, lo empeora apoyándose hoscamente contra la espalda de Louis. El aire fresco de la mañana es aleccionador.