Unholy

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Recomiendo leer este capítulo escuchando Unholy- Sam Smith o Streets-Doja cat

Máximus era un hombre hermoso, parecido a una especie de Dios inmortal, fuerte, poderoso, alto, con el cabello largo y los ojos azules.Todo Karmaland se había enloquecido con la llegada de este ser, uno de los empresarios más famosos del mundo, completamente inalcanzable y correcto, nunca se le había conocido una pareja pública, siempre solía decir en sus entrevistas que estaba "esperando a la persona correcta" aunque tenía un secreto que si fuera descubierto por los medios, mancharia su nombre. La realidad es que a Maxi le gustaba contratar a alguien que por las noches lo acompañara, que se vistiera como el le pidiera, que le bailara, que se dejara dominar o que lo dominara a el dada la situación y si se podía y la persona estaba dispuesta, cumplir alguna que otra fantasía sexual.
Se había mantenido lejos de estas aficiones las primeras semanas en Karmaland, ya que no conocía el ambiente ni la lealtad de los lugares hasta que para su suerte, dio con el lugar perfecto. Podría decirse que Igual no se había aburrido esas semanas, porque estaba frecuentando a un adorable joven, secretario de su socio, pero esa es otra historia.

_ ¿Y este tío quien es?_ Preguntó Ruben, mientras preparaba sus trajes y se maquillaba_ ¿Por qué cojones tengo que ir a su casa?
_ Es un cliente vip, asique te pido por favor que te compartes y no la líes. El cliente prefiere mantener nuestro servicio oculto_ Dijo la madama_ De todos nuestros chicos y chicas te eligió a ti así que comportate.
_Ya, ya, imagino que vas a pagarme un poco más ¿Cierto?. Ya que ir a la casa de los clientes no es tan seguro_ Insistió, la madama asintió mientras revoleaba los ojos y se fue, dejando que el castaño terminara de prepararse tranquilo.

Estaba acostumbrado a ver casas grandes, había pasado casi toda su vida frecuentando las mansiones de Samuel, pero esta era demasiado ostentosa, con detalles en dorado y puertas enormes. Probablemente el tipo era un egocéntrico, aunque tenía con qué, realmente tuvo que mantener la compostura cuando lo vio de frente, podría decirse que hasta le temblaron las piernas, pero Ruben era profesional, se puso uno de sus trajes negros ajustados y cortos con unas medias de red y un pompon en el trasero, le bailó a pesar de sentirse algo acojonado frente a esos ojos azules intensos. La forma en la que lo analizaba le hacía acordar a Samuel, maldito Samuel, no había podido dejar de pensar en él después de ese maldito reencuentro y lo peor de todo es que tenía esa sensación de que en cualquier momento se lo cruzaria o sabría de él.
_Me encantan tus piernas_ Susurró el hombre, mientras las acariciaba. Rubén se encontraba encima de él aún danzando_ Estoy muy satisfecho, dime cuanto es y te pagaré. Lo que tu jefa me dijo no me parece apropiado_ Dijo, con una sonrisa de costado. Ruben levantó una ceja.
_ El precio es el acordado_ Se limitó a decir, mientras bajaba de su regazo sintiendo la enorme mano de aquel ser, paseándose aún por sus piernas_ Me gusta su reloj_ Dijo, mientras tomaba su mano y la quitaba de su piel, con una sonrisa educada. El tipo se levantó sin decir una palabra y fue en busca del dinero, podría acostumbrarse a tener clientes vip, se sentía mucho más íntimo y privado el ambiente, teniendo en cuenta que la habitación de este hombre era como "La sala del sexo".
_Aqui tienes_ Dijo, mientras le alcanzaba un sobre y una cajita con el jodido reloj dorado que había observado hace unos instantes. Rubén negó rápidamente.
_ No aceptaré eso.
_ Vamos, es un regalo, te lo mereces_ Dijo, mientras le sostenía la mirada_ Vi como lo observabas, tengo muchísimos, puedo darte todos los que quieras_ Afirmó, Ruben soltó una risita, mientras admiraba la joya.
_ ¿Es un regalo o..._ Puso su mano en su pecho, jugueteando con sus dedos_ Tengo que darte algo a cambio?
_ Sólo si lo deseas así_ Dijo, apretando la mano contra su pecho. Repentinamente sintió un deja vu, las ganas de subirse encima de este hombre y fingir que era Samuel, su Samuel pero recién lo conocía y no se entregaría por un simple reloj, así que se limitó a tomar su barbilla y rosar sus labios, pero el hombre no se conformó con ese acercamiento, asique lo tomó entre sus brazos y metió su lengua en su boca, encendiendolo por dentro. Joder, realmente le gustaban este tipo de hombres, que tomaban el control y lo destrozaban.
Se apartó de él y se fue con una sonrisa en el rostro, la que desapareció repentinamente al darse cuenta que la mansión estaba a unas cuadras de la de Samuel, no se había dado cuenta cuando llegó, probablemente porque se distrajo hablando con el taxista.
Quiso caminar rápido hasta que escuchó esa maldita voz y se escondió detrás de unos árboles, con la respiración agitada.
_ Hay que preparar un banquete con mariscos tambien, recuerda que a la familia Reyes les gusta mucho_ Dijo Samuel, mientras entrelazaba su mano con la de su prometido.
_ Joder, es mi maldito cumpleaños y en vez de descansar tengo que ocuparme de los detalles de la fiesta_ Mufó. Samuel sonrió y frenó para darle un abrazo_ Tus brazos son deliciosos_ Susurró.
_Tu eres delicioso_ Dijo y besó su frente_ vas a ver que todo va a salir bien, a parte te tengo unas cuantas sorpresas_ Confesó. Willy sonrió de oreja a oreja y se acurruco en su pecho.
_ ¿Unas cuantas?
_ Si_ Dijo, con la voz ronca, mientras acariciaba su cabello y bajaba hasta su espalda_ Uno por la mañana, uno por la tarde y uno gordo por la noche_ Bromeó, ganándose un golpecito en el hombro.
_ Siempre pensando en follar_ Dijo riendo, mientras tomaba su mano para retomar la caminata.
_ No puedo pensar otra cosa si estoy a tu lado_ Susurró. Ruben suspiró, una bala habría dolido menos.

Rent BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora