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Era una tarde fría cuándo cierta persona de abrigo negro era invadido por un sentimiento de vacío al caminaba por el solitario puerto de Yokohama.
Su mentor, el ejecutivo más joven de la Port Mafia y del que nadie podía adivinar lo que pensaba se fue a quien sabe dónde. Ahora es un traidor del que debe capturar y pagar las consecuencias. Después de tantos años de esfuerzo para ser más fuerte, tantos años soportando el entrenamiento y represalias al fracasar de parte de su mentor. Tantos años par lograr ser digno de su reconocimiento...
¿Ahora cómo sería reconocido por Dazai-san?
Recuerda cuando era niño que solo tenía a su hermana Gin y los demás niños con los que convivían para sobrevivir a las crueldad de los barrios bajos, misma que lo rompió y se llevó a los niños.
Aquel hombre de traje negro, por irónico que parezca, apareció en su vida como un rayo de esperanza. Nunca hubiera pensado que se alejaría como agua entre sus pálidos dedos.
No estaba solo esta vez. Tenía a la Mafia y a su hermana que siempre lo apoyo incondicionalmente.
Aun así el sentimiento de vacío no lo abandono
Se sentía similar a esos días las que caminaba sin rumbo intentando sobrevivir. Como un perro callejero que fue adoptado y abandonado por la misma persona.
Cerro los ojos por un momento recordando esos tiempos que guardaba con un extraño cariño amargo.
La presencia de un hombre de baja estatura con sombrero vino a su mente trayendo inconscientemente una sonrisa en su rostro.
Las veces que el pelinaranja lo ivitaba a comer, las felicitaciones en cada misión que tenía éxito o los reprochaba por no tratar sus heridas y sus cuidados a pesar de la evidente rivalidad con Dazai.
Poco a poco el sentimiento de abandono se fue disparando al pensar en esos momentos juntos.
¿Tal vez ahora podrían crear otros nuevos recuerdos juntos?
