𝚂𝚑𝚘𝚘𝚝! ²

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Una vez dentro, SooBin volvió a tomar las caderas de Kai con fuerza, pegándolo a su cuerpo y depositando besos húmedos en su cuello

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Una vez dentro, SooBin volvió a tomar las caderas de Kai con fuerza, pegándolo a su cuerpo y depositando besos húmedos en su cuello.

Kai jadeó ante la desesperación del otro. Se sintió bien saber que él era el causante de la dureza que se paseaba por su culo.

—Hueles tan bien.—Respiró con profundidad, a pesar de ser un baño grande, el fuerte olor a nueces y chocolate que desprendía el omega lo estaba volviendo loco. Parecía que soltaba feromonas de más para que el lobo del alfa no se resistiera a tomarlo.

Claro que estaba funcionando.

—Mmhg.—Kai parecía ido, su cuerpo se sentía caliente como el infierno y ni hablar del lubricante natural que humedecía sus pantalones sin control.

Empujó sus caderas hacia atrás para expresar sus propios deseos. SooBin gruñó por la repentina acción. Sus manos, siempre tan resbaladizas, buscaron la manera de meterse entre las prendas a su alcance.

—Te quiero joder tan fuerte contra el lavabo.—Susurró contra su oído.

Sin retenerse, y apretando la tierna piel, se detuvo en los dos botoncitos cafés, acariciándolos con lascivia y grabando en su mente las maravillosas expresiones del omega.

—¡SooBin!—Chilló cuando fue estrellado contra lo anterior dicho. Sus manos se apoyaron en la superficie bajo su cuerpo y levantó su cabeza -que anteriormente estaba algo floja por las sensaciones- atento a lo que haría el alfa con él estando en esa posición.

En el espejo, se observó con las mejillas sonrojadas y pupilas dilatadas, el sudor recorría la extensión de su frente junto a los pelos que se adherían por este proceso. Notaba su respiración irregular, por lo que era inevitable no llevar la mirada hasta boca y parar en sus rojizos labios que pedían ser besados y mordidos.

Kai llevó uno de sus brazos hacia atrás, haciendo que sus dedos se perdieran entre la oscura melena a sus espaldas y jaló con poca fuerza para no distraer mucho al dueño de esta en su tarea de dejar chupetones.

—Bésame.—Pidió cuando sintió los dientes del alfa casi clavándose en su piel. Era a lo llamaban "un pequeño jugueteo antes de realmente dejar el lazo ahí". Aunque obviamente SooBin lo hacía sólo por la calentura del momento y no por el verdadero significado.

Al oír aquello, muy obedientemente, el alfa dirigió sus labios hasta los de color cereza, dejándose guiar por la experta danza del más pequeño. Su rápido encuentro de labios empezó desde movimientos bruscos e inclinaciones para abarcar más, a literalmente succionar con gula la lengua del contrario. Era toda una batalla, pero a diferencia de otras, el perdedor y el ganador conseguían las mismas recompensas.

Todo en sus sistemas gritaba éxtasis. Sabían que en parte se debía al alcohol, pero esta no se comparaba para nada con la otra que mostraba a sus lados racionales conscientes y dejándose llevar por el buen momento.

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