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Junhan siempre se encontraba muy emocionado por Halloween, era su festividad favorita en todo el año.

Se divertía mucho recolectando caramelos y disfrutar de su sabor en su paladar. Unos dulces y otros con sabor ácido, unos picantes y otros empalagosos, todos de un sabor diferente.

Podrían llamarlo loco,  pero nada superaba el sabor del chocolate. Y trataría de de conseguir lo máximo de ellos.

Las horas pasaban lento y con tanta ansiedad. Jungsu, repitiendole que se calmara, que luego se daría cuenta que estaría pudiendo dulces.

— ¿En serio te pondrás ese traje blanco? Nadie sabrá qué estás disfrazado —Jungsu se burlo mientras terminaba de maquillar sus ojos.

— ¡Lo dice el que se disfrazó de lechuga hace dos años! Además, ¡m-me veo muy bonito! —fruncio sus labios hacia su amigo y fue por su gorro, blanco también—. ¿Ves? Soy un lindo muñequito.

Puso el gorro sobre su cabello y sonrió a su amigo disfrazado de calabaza. Había decidido ser una figurilla de porcelana, con su piel y ropas muy impecables, y, en realidad se veía sacado de una tienda de antigüedades.

— ¡Susu, vámonos ya! —volvio a quejarse Junhan y luego se hecho a reír de la nada—. ¡Pareces una zanahoria!

Trato de ahogar su risa pero fue inevitable. Jungsu siempre lo hacía reír.

—¡Jun! ¡Fuera de mi vista imbécil! —el nombrado bajo las escaleras con su risa sonando por las paredes inundado toda la casa.

Vio por la ventana, todos ya estaban afuera pidiendo dulces de casa en casa.

— ¡Jungsu mueve el culo! Ya medio país está afuera y tú aquí en tu intento de zanahoria —subio de nuevo para encontrarse la habitación vacía —. ¿Zanahoria? —reviso la habitación pero nada, se había esfumado —. No me da risa Kim.

Volvió a salir por el pasillo, encontrando a su amigo calabaza viendolo fijamente. Junhan salto del lugar, lanzando su calabaza recolectora de dulces en la cabeza de Jungsu.

— Pero que bruto eres Han Hyeongjun —lloriqueo Jungsu, sobando el golpe en su cabeza, y Kim corrio hacia su amigo.

— ¡Es tu culpa! Sabes que no me gusta que me asusten.

— ¡Ni siquiera hice nada para que te asustas! Me duele mucho

— Fue solo un golpecito, tu gran cabeza de calabaza estará bien. Ahora, si no es mucho pedir, ¡¿podemos irnos?!

Tomo su recolector y arrastró a su amigo hasta la calle en dónde ya había adultos y niños. Empezaron con algunas de las grandes casas de la zona, gracias a que era un lugar de gente adinerada daban buenas cosas y otras, bueno, solo lo veían como algo tonto. Les daban chocolates rellenos de fresas, gomitas de figuras y bebidas que hacían alusión a sangre fresca, pero era un buen jugo de frambuesa. Todos se encargaban de que esa noche fuera divertida.

— ¿No quieres ir a la fiesta de San?

— ¿Choi San? —a Junhan no le agradaba mucho.

— Si, es a unas cuadras de aquí —dijo señalando la calle por la que tenían que ir.

— Uh, Jungsu, sabes que no me gusta ir a fiestas. Prefiero quedarme por aquí, ¡ve tranquilo! Nos veremos después -Han sonrió a modo de despedida.

—Bien, pero te dejare la dirección por si cambias de opinión.

Le dejo un papelito entre los dulces y se despidió. Observó como su amigo desaparecía entre las obscuras calles y termino por girarse a buscar una nueva casa.

Pasaba por varias casas del vecindarios, recibió sus dulces, llenando cada vez más la pequeña calabaza, pediría en una última casa y se iría a disfrutar sus dulces mientras veía alguna serie en la tv.

Camino hasta la ultima casa de la calle, la cual estaba totalmente apagada; dudaba que alguien fuera a darle dulces, aún así decidió tocar.

Pasaron minutos pero nadie abría. Sin más, suspiro, no tendría dulces de esa casa. Cuando empezó a bajar los peldaños, la puerta de la vieja y obscura casa se abrió.

Sonrió y se acercó, estando cara a cara con el muchacho.

—¿Dulce o truco? —pregunto indeciso, tratando de no borrar su sonrisa. El chico alzó una ceja, mirándolo con burla. Y ahí cayó en cuenta quien era: Oh Seungmin, del último grado y unos años mayor que el, era el chico que entró a la escuela por una oportunidad única, eran pobres aunque vivían en ese barrio, la misma escuela consiguió esa casa que apenas pudieron mantener, a Junhan esto no le importaba, la vida de Seungmin le daba igual y no tenía nada en contra de el. Lo veía una que otra vez en los pasillos de la escuela, pero no eran cercanos.

— ¿No estás muy grande para pedir dulces?

— Solo tengo diecisiete, ¿eso es ser muy grande?  —fruncio el ceño.

— Si. Además interrumpiste mi siesta, veré que tengo para darte —se dió la vuelta y se alejo entre las sombras, cabe recalcar que las luces no fueron encendidas.

Hyeongjun espero pacientemente empezando a comer algunos de sus dulces.

¿Debería entrar? Dejo la puerta abierta.

Dió un paso, adentrándose a la casa.

— Eh, ¿Seungmin?


Grandioso, yo no me escondo de dios.



¿Que les parece?

¿Que piensan de los personajes?

caramel flavor   -   jundeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora